El TSJC reconoce la invalidez absoluta a una gerundense afectada de fibromialgia

El tribunal concluye que la enfermedad que sufre le impide trabajar, incluso realizando tareas de naturaleza sedentaria

01.12.2015 | 07:17

GIRONA | ALBA CARMONA El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha reconocido la invalidez absoluta de una trabajadora gerundense afectada de fibromialgia, depresión y fatiga crónica. Después de un proceso judicial de más de dos años, recientemente la Sala de lo Social del TSJC ha confirmado la sentencia del juzgado de lo social número 1 de Girona y concluye que las enfermedades de la demandante le impiden desarrollar todo tipo de trabajo, «incluidas las tareas de naturaleza sedentaria que no requieren esfuerzos físicos especialmente intensos», explica su abogado, Antoni Díaz, del bufete Díaz-Tarragó Abogados de Girona.

Se trata de Maria Manuela Ferreira, una vecina del Estartit que trabajaba como operaria de la industria química de Girona ya la que la Seguridad Social no reconoció ningún tipo de prestación por su situación, ya que consideraban que a pesar de todas sus matologías, podía trabajar de cualquier trabajo, explica el abogado.

Díaz-Tarragó presentó una demanda judicial pidiendo la invalidez absoluta alegando que la enferma no sólo no podía ejercer su profesión, sino que no podía desarrollar ninguna otra actividad laboral.

Al gener, el juzgado social número 1 de Girona dictó sentencia accediendo a la petición de los abogados, pero la Seguridad Social la recorrió ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya.

Ahora el TSJC «ha dado la razón a nuestra clienta y reitera además su posicionamiento respecto a que son tributarios de una incapacidad permanente absoluta aquellos cuadros crónicos, persistentes y graves o severos», explica Antoni Díaz.

La sentencia, pero, todavía no es firme y el Instituto Nacional de la Seguridad Social tiene tiempo de presentar un recurso.

«Era la única esperanza»

«Estoy contenta después de tanta lucha; cuando nos pusimos hace dos años, el abogado ya me advirtió de que sería largo, pero era la única esperanza que tenía», explica María Manuela Ferreira, que añade que ha querido explicar su caso por si puede ayudar a alguien, ya que ella también conoció la posibilidad de pedir la invalidez absoluta a través de una noticia de Diari de Girona.

Ferreira explica que hace más de una década empezó a encontrarse mal y sufrir dolor, sobre todo en la espalda y en los brazos. Después de visitar varios especialistas, le diagnosticaron la fibromialgia.

«Al principio ni siquiera sabía qué era y no le daba demasiada importancia, me tomaba la medicación y hacía una vida normal, simplemente necesitaba un descanso más prolongado», Continuar.

Cada vez más dolor

A partir del 2010, pero, los síntomas de la enfermedad se fueron agravando. «Cada vez me encontraba peor, tenía más dolor y el agotamiento físico y psíquico era constante, hasta que al final ya sólo iba del trabajo a la cama y de la cama al trabajo», asegura. «Cuando pedía una solución a los médicos, sólo me ofrecían la baja. Al principio la rechazaba, porque tenía un trabajo nuevo en Torroella y quería trabajar, hasta que tuve que cogerla a la fuerza», dijo Ferreira, que estuvo de baja durante dieciocho meses, hasta que la Seguridad Social le denegó la incapacidad.

Finalmente, asegura, conoció a través de la prensa el caso de otra afectada a quienes le habían reconocido la incapacidad absoluta y decidió buscar a un abogado para poner en marcha el proceso.

«Han sido más de dos años de peregrinación, de pruebas, de informes médicos, de ir al psicólogo, al psiquiatra, al traumatólogo y al reumatólogo, pero ha merecido la pena, porque estar claro que estoy impedida, no puedo moverme y la medicación no me permite conducir», destaca.

«Estuve un tiempo que hacía vida normal, pero se ha ido incrementando. Ahora la cabeza quiere hacer cosas pero el cuerpo no me deja. Es como una bofetada, porque la vida te cambia al 100%». Trabajar es imposible, porque el único lugar en el que estás bien está en casa», concluye Maria Manuela Ferreira.

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