Silencioses i en palaus (documental 65′ min.)

Aquest documental pren l’exemple de Tunísia, país àrab amb una de les legislacions més avançades en els drets de les dones, per a trencar aquesta visió tòpica de les dones als països musulmans. I més en concret a través de la complexa situació social de les dones d’àmbit rural, víctimes de la societat patriarcal i alhora potents agents de desenvolupament. El tema eix és la tensió que viuen les dones entre la voluntat d’emancipació i el pes de la tradició.

La legislació tunisiana a través del Codi de Família dins la Constitució té mesures com l’abolició de la poligàmia, la igualtat de drets davant el divorci o el respecte mutu davant el matrimoni (és a dir la no-submissió de la dona a l’home). Això ha permès que les dones siguin reconegudes dins les estructures polítiques, tinguin accés als mitjans de producció i en l’economia, i, sobretot, estiguin representades en un fort moviment associatiu. Això s’esdevé, amb dificultats, en els mitjans urbans.

En la vida rural però, els costums patriarcals i de predomini de l’home estan més arrelats que la llei. Tot i que el context tunisià permet que algunes dones puguin aprofitar el marc legal per a emancipar-se i per a generar en la seva emancipació un desenvolupament molt major que els homes. Molts homes estan estancats en hàbits patriarcals còmodes (per ells) frenant-los d’ésser motors actius de progrés i desenvolupament, a diferència de les dones.

El documental alterna la vida quotidiana d’una noia rural en el context de la seva família, la Ghalia, amb un viatge per diversos racons del país on es desenvolupen diverses converses amb dones i homes de diversa edat, condició etc.

Les imatges de la vida a la família de Ghalia van acompanyades d’una veu en off que llegeix les cartes reals que aquesta va escriure a un amic de Barcelona l’any 2001.

Les cartes de la Ghalia representen la voluntat de llibertat personal, d’autoemancipació, en un exterior hostil per la pobresa, la dificultat d’accés als mitjans i el pes de la tradició. I les imatges i converses amb altres dones tracten de la tensió entre la voluntat d’emancipació de les dones i el pes de la tradició en un context on la llei fomenta el seu paper en la societat.
La tradició pot ser vista com una amenaça al seu desenvolupament personal però també una condició que a vegades té punts positius.

El nom del documental “Silencioses i en Palaus” prové del film “Silencis en Palaus” de la directora de cinema tunisiana Moufida Tlatli on reflexiona sobre la condició de la dona en el context de la descolonització.

 

 

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Piazza – Isole – Montagna (documental 56′ min.)

 

Versió original subtitulada en català.

Quart documental de la série “Oïdes Mediterrànies” de l’associació Mapasonor.

El poble, tot sovint, necessita convertir la seva vida quotidiana en expressió artística.
El treball rural a les muntanyes sicilianes, esdevé instrument musical.

La vida interior dels pobles del món esdevé cant espiritual. Les celebracions a les illes mediterrànies, esdevenen grups musicals.

El poble, tot sovint, necessita convertir la seva vida quotidiana en expressió artística.

El treball rural a les muntanyes sicilianes, esdevé instrument musical.

La vida interior dels pobles del món esdevé cant espiritual. Les celebracions a les illes mediterrànies, esdevenen grups musicals.

 

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“El 11 de Septiembre nos pusimos muy contentos” de Mapasonor (12’20” min.)

La visión de los hechos del 11 de Septiembre en las zonas rurales aisladas de Afganistán, resulta chocante a nuestros ojos. Documental sobre qué supusieron los atentados del 11 de Septiembre en NY para Afganistán. Afganos de zonas muy remotas del país hablan de cómo vivieron aquel día y lo que sintieron.

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“L’11 de setembre ens vam posar molt contents” de Mapasonor (12’20” min.)

La visión de los hechos del 11 de Septiembre en las zonas rurales aisladas de Afganistán, resulta chocante a nuestros ojos. Documental sobre qué supusieron los atentados del 11 de Septiembre en NY para Afganistán. Afganos de zonas muy remotas del país hablan de cómo vivieron aquel día y lo que sintieron.

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Silenciosas y en palacios, Rafika y Anissa de Sers (Retratos de mujeres tunecinas, la cara escondida de la revolución)

Silencioses i en Palaus

En el 14 de enero de 2011, una revuelta popular de 23 días hizo derribar una dictadura de 23 años. La revolución fue encabezada por los pobres, cansados de un injusto y corrupto régimen que a ojos internacionales era visto como el núcleo de estabilidad y paz del mundo árabe. En la revuelta participaron también mujeres, muchas mujeres. Pero, el suicidio “a lo bonzo” del vendedor de frutas Mohammed Bouzazi de Sidi Bouzid y las posteriores revueltas en regiones deprimidas como Kasserine o Gafsa (o en Redayef en 2008) corren hoy el riesgo de quedar olvidadas en una transición en la que ya casi no se habla de los pobres.

Rafika, una chica joven de Sers, en la gobernación de Kef, me escribía en 1999: “Te hablaré de mi vida. He quedado sola en casa, justo cuando llega el invierno, ya que mis dos hermanos se han casado. Tendré que ocuparme yo sola de la casa: de hacer y cocinar la comida, de preparar el pan de tavona, de lavar la vajilla, la casa y sobre todo de ocuparme de las vacas. A pesar del cansancio me siento fuerte porque me gusta trabajar para levantar la familia.” Sers es un pueblo rural del noroeste del país, una de las zonas pobres y olvidadas por las políticas de desarrollo de Ben Alí que priorizaba la zona costera oeste, y una parte del norte. Ella era una chica con fuerte iniciativa, que luchaba como podía para hacer rentable la producción lechera de las dos vacas que le habían otorgado un pequeño crédito. Pero la falta de un contexto de desarrollo no le permitía hacer milagros.

Era también independiente y con una visión autónoma de las relaciones. “En relación a las bodas quiero que sepas que la mujer tunecina es libre de tal manera que es ella la única responsable de su vida, y ella sola toma la decisión de casarse; para nosotros el amor es lo más importante.” Pero Rafika vivía en una contradicción. Por un lado, las políticas diseñadas por Habib Bourguiga en 1957, cuando en la independencia creó la moderna República Tunecina, y continuadas por Ben Ali, defendían la emancipación y el empoderamiento de las mujeres -Rafika era fruto de este empoderamiento- pero en la práctica estas leyes no redefinían la cultura patriarcal existente. Tanto ella, como gran parte de mujeres tunecinas estaban mentalmente liberadas pero en un contexto conservador. Así, Rafika vivía una historia de amor imaginada, con un chico andaluz que había conocido en un campo de voluntariado entre españoles y tunecinos. “Yo quiero un hombre que trabaje como yo. Yo busco un amor como Fernando, porque los hombres de aquí no buscan el amor. El hombre que busco no existe en Túnez, no busco un hombre tunecino porque no creen en el amor, en cambio los españoles sois muy fieles. Yo imagino mi vida con él aquí, en mi pueblo, en mi casa, con mis vacas.”

En la vida íntima de muchas mujeres tunecinas de zonas empobrecidas hay una tensión entre su voluntad de emancipación y una “huída mental”. Como consecuencia buscan estímulos externos a su entorno y a su país. En una ocasión la Rafika me escribió: “le he enseñado una foto tuya a Anissa, una amiga de Sers, y me ha pedido si puede ser amiga tuya y mantener correspondencia. Le he dado tu dirección.”

Al cabo de unos días a Anissa me escribió esta carta: “Querido, he terminado hace dos años mis estudios en economía internacional y todavía estoy en el paro en mi región. Me apasiona mantener amigos de diferentes nacionalidades para descubrir otras civilizaciones y discutir con personas de diferentes mentalidades. Quiero conocer personas de otros países a través de la correspondencia y transmitir nuestras ideas sobre el mundo, ya que no tengo oportunidad de viajar. Rafika me ha dicho que tú trabajas para ayudar a las regiones pobres de nuestro país y eso me parece increíble, ya que pienso hay demasiada gente que sólo piensa en destruir la humanidad. Esta vida está llena de contradicciones: amor y odio, paz y guerra, ricos y pobres, fuertes y débiles, y cada uno intenta resistirse como si viviéramos en una jungla donde dominan las leyes de los fuertes o los débiles.”

La microhistoria nos cuenta mucho sobre la macro-historia: las historias íntimas de las mujeres tunecinas de zonas empobrecidas nos explican cómo los procesos políticos y sociales impactan a la microhistoria. Las leyes progresistas en temas de género apoderaron las mujeres de Túnez, y esto se hacía patente en su participación en la vida pública. Pero también en el plano personal se producía un choque entre las mujeres, que mentalmente se habían emancipado, y los hombres, aferrados en su fortaleza patriarcal. El interés de Bourguiba y de Ben Alí era la oficialización del feminismo para tener las mujeres como aliadas, no el cambio estructural de la cultura patriarcal. En zonas rurales esta tensión era irresoluble.

Hablaba hace unos meses con varios blogueros y blogueras que habían participado de las revueltas en Túnez, y me decían que fue entonces cuando descubrieron la pobreza de su país. El gobierno de Ben Alí, cuánto más corrupto se volvía más enmascaraba esta situación. En su caída el panorama se ha vuelto abierto y complejo: la pobreza se ha hecho evidente aunque no sea claro que sea la beneficiaria última de la revolución. Las mujeres activistas no-oficiales (como las blogueras por ejemplo) se han hecho mucho más activas, pero los ultraconservadores religiosos (los salafistas) se están extendiendo sin control.

El Inconformista Digital

Barcelona, 15 Abril 2012.

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Vidas podridas de guerra (Afganistán y las víctimas de guerra)

Identidad

– Yo no me enteré de nada, cayó en mi casa un misil de los soldados de Dostum y no me desperté hasta unos meses más tarde con medio cuerpo quemado.
– ¿Tu padre y tu hermano también fueron víctimas del misil?
– No. A mi hermano le dispararon en plena calle y murió en el acto. A causa de esto mi padre fue enloqueciendo poco a poco, casi sin darnos cuenta. Hasta que quedó completamente inútil para trabajar.
– ¿Cuándo tuviste que dejar de ser mujer, Malalai, y pasaste a ser hombre, Sumarai?
– Primero tuve que sobrevivir a mis quemaduras en un hospital en el que no había nada, como todos los de Afganistán. Tenía medio cuerpo quemado. Pero al salir del hospital el panorama familiar era desastroso, ya que no había hombres para tirar adelante con la familia. En mi país en ese momento sólo los hombres podían trabajar. Así que tuve que coger la ropa y el nombre de mi hermano, simular que era Malalai la que había muerto y Sumarai quien había quedado vivo. Desde entonces a ojos de mis vecinos y conocidos soy Sumarai y no Malalai.

(Nota: Malalai, nombre ficticio para preservar su identidad, actualmente vive en España)

Patrimonio

Naciste
Muerta
Arrastrando
La muerte toda tu vida

En la ciudad afgana de Herat, cercana a Irán, se está construyendo el “Museo de la Yihad”. Es un homenaje a las “gestas heroicas” de los guerreros musulmanes que se alzaron en armas y bajo la consigna de yihad, primero contra los gobernantes prosoviéticos afganos y después contra las tropas de la URSS que invadieron el país en los años 70.

El edificio es similar a una mezquita con cúpula, de estructura circular, forrada exteriormente de azulejos con suras del Corán. Sus jardines exteriores están repletos de chatarra bélica. En el interior, decenas de obras de arte de todo tipo de formato, instalaciones, fotografías o maquetas humanas que homenajean losyihadistas. Relieves de cobre, vitrinas con centenares de fotos personales de estos personajes y pinturas pseudorealistas. Todos ellos son sobradamente conocidos por los afganos y las afganas. Se conoce especialmente a Ismail Khan, gobernante de Herat. Pero también a Massud, a Dostum, a Sayyaf, a Qanuni… Todos ellos son, hoy en día, “héroes nacionales” que ni la comunidad internacional se atreve a discutir.

La joya del museo es la reproducción totalmente kitsch, a lo largo de dos pisos en forma de espiral, de figuras de yeso en tamaño casi real y reproducciones en relieve de paisajes de las batallas y hazañas bélicas con todo tipo de detalle de sangre y muerte.

Tuve la suerte de ir, rodeado de vehículos armandos, con el director del museo a un local a las afueras de Herat. Allí estuvimos hablando con una asamblea de unos 20 hombres. A juzgar por sus palabras, todos ellos eran tan inofensivos como un rebaño de corderos. Juzgados por sus actos, todos los corderos de la reunión tenían las manos manchadas de sangre: todos ellos, incluido el director del museo, habían sido yihadistas.

Víctimas

“Nuestra familia es hazara y a pesar de no tener ningún problema con nuestros vecinos de otras etnias, hemos sido perseguidos por todo tipo de milicias. Las de etnia pastún, como los talibanes o las del señor de la guerra Sayyaf cuando atacó Kabul en 1992, porque nosotros somos musulmanes shiíes y ellos son suníes. En este mismo año también nos atacaron milicias de tayikos pero ellos sólo se dedicaron a destruir. Los pastunes en cambio querían eliminar a las personas y a toda una generación, por eso ataban directamente a los niños”

“Era el año 1992. Una mañana tranquila nos pusimos a cocinar fuera de casa. Pero la tranquilidad acabó y cayó una lluvia de misiles. Nos refugiamos en el subterráneo de nuestra casa. Los pastunes entraron en el subterráneo y presencié como mataban a varios de mis familiares: mi hijo, mi padre, mi cuñado, mi sobrino. Recuerdo que mi nieto se puso a llorar, y sin otra razón lo mataron gritándole: tú eres hazara, no eres musulmán. Además querían destrozar la reputación de las mujeres y las violaban o les cortaban los pechos. Nuestro barrio fue también atacado ya que había sido construido por los comunistas y los pastunes decían que querían barrios puramente musulmanes”.

“Lo más triste es que estos mismos asesinos están actualmente en el poder, roban todo el dinero de las ayudas internacionales y nosotros continuamos igual de pobres.”

Guerra

La vida pasa
Por un momento
Despiadada
Gente de existencia suicidada

Afganistán es un país podrido de guerra, de guerras, de muchas guerras a las que sólo los criminales están escapando. Unos asesinos que colocan en los museos y se veneran en los días nacionales. Unos criminales a los que se les da responsabilidades políticas, desde los ministerios a los gobiernos regionales, y que se reparten el control de provincias enteras o el suculento botín de las ayudas internacionales. Unos criminales perfectamente documentados por organizaciones de derechos humanos: desde las calamidades de los soviéticos en los años 80 jugando al siniestro ajedrez de la guerra fría, pasando por las masacres y la violencia social de los talibanes, o por las víctimas “colaterales” de las invasiones americanas.

Pero especialmente Afganistán es un país podrido por los “señores de la guerra” de los años 90, que al igual que los talibanes malversaron las palabras de la religión (Dios o Guerra Santa) para justificar su orgía de sangre o violaciones. Estados Unidos, en plena guerra fría contra la URSS, alimentó en Afganistán a esta clase guerrera para que resistiera tenazmente la invasión soviética. Al caer los soviéticos, los señores de la guerra ya no interesaban y cayeron en una guerra interna sin cuartel entre ellos mismos, y la mayor víctima fue la sociedad civil afgana. Las calles de Kabul aún tienen las cicatrices de centenares de casas destruidas.

Después del 11 de septiembre del 2001 Estados Unidos no quería manchar de sangre sus tropas y contó de nuevo con ellos para hacer caer a los talibanes. Los señores de la guerra, como compensación, se repartieron el poder controlando provincias enteras, ministerios, el parlamento, etc. Ni los “Acuerdos de Bonn” auspiciados por las Naciones Unidas y que marcaban el plan de transición del país, ni las condiciones de la ayuda internacional ayudaban demasiado a arrinconar a los criminales. Bajo el lema de “no interferir en asuntos internos” se suponía que la clase que tomaba el poder tenía algo que ver con la sociedad afgana. Sólo un departamento de Naciones Unidas dedicado a la Justicia Transicional intenta inútilmente aunque imprescindiblemente implantar una paz con justicia. El “Plan de Justicia Transicional” fue aprobado totalmente por un parlamento que sabe de sobras que puede aprobar lo que quiera ya que el incumplimiento no comporta sanciones.

La historia evoluciona en una espiral peligrosa y cínica para las personas que fueron violadas, amputadas, que vieron como arrancaban la piel a tiras o los pechos a sus familiares. Ahora, además de soportar una espantosa pobreza, tienen que ver cómo esos criminales dirigen su país.

Criminales

Suave brisa
Penetra
En los agujeros de los cuerpos

Estoy en Shibergan, una pequeña localidad del norte de Afganistán y de las pocas con jardines cuidados y electricidad 24 horas al día. Las calles se han vestido de fiesta, las han regado, las han adornado con guirnaldas de luces y rosas de plástico, las han llenado de carritos con comida y dulces, de hombres que visten sus mejores turbantes y de mujeres que visten sus mejores velos blancos o azules. Hay radiocasetes por todas partes por los que suena música afgana, índia o uzbeca.

Hay hombres armados en cada esquina que no se pierden un detalle de todo lo que ocurre. La gente los observa con precaución. No tengo muy claro que sea alegría festiva lo que hay en sus caras. El campo de fútbol está a rebosar. Un grupo de música completamente masculino marca el baile de un público completamente masculino y completamente desmotivado, “animado” a palos por los soldados desplegados cerca del escenario. Y por un cantante que no para de gritar “Dostum, Dostum”, el gobernador provincial a quien se supone que se dedica esta fiesta, el rostro de cual luce en cada esquina.

Vidas podridas

“Mi marido tenía una tienda. Los soldados uzbecos de Dostum entraron y la destrozaron. Miraron los zapatos de mi marido, le dijeron que eran demasiado bonitos y le dispararon a los pies. Desde entonces está discapacitado. No tuvo ni puede tener tratamiento médico y desde entonces toma droga para aliviar el dolor.”

“Además en Sharkona, el barrio donde vivimos de Kabul, fue bombardeado por los soldados de Dostum. En nuestra casa cayó un misil y todos mis hijos quedaron afectados: el mayor tiene problemas mentales, otros dos hijos y una hija tienen problemas de desorientación y pérdida del sentido del gusto. Nuestra casa está destrozada desde entonces y por eso vinimos a vivir en casa de nuestros parientes.”

“El nuevo gobierno no ha hecho nada por nosotros ni por la gente que ha perdido las familias. Y casi todos ellos tienen poder y son los que nos han hundido las vidas, como por ejemplo Dostum. A pesar de ello estoy segura que no se hará nada contra ellos, no se les llevará a juicio, seguro que van a continuar en el poder.”

Justicia

Aún podemos sentir los niños
Muertos
Jugando
Ya viejos
Sobre la chatarra

Dostum, que actualmente gobierna algunas provincias del norte de Afganistán, está entre el grupo de “señores de la guerra” que mueven las esferas del poder en el país. La periodista Mónica Bernabé escribía en El Mundo (08-08-07): “Abdul Rashid Dostum bombardeó zonas residenciales de Kabul durante la guerra, y ahora es alto cargo del Ejército afgano. Ismail Khan obligaba a las mujeres a someterse a pruebas ginecológicas para comprobar su virginidad si eran vistas con un hombre que no pertenezca a su familia. Ahora Khan es ministro de Aguas y de Industria.”

Dostum, Sayyaf, Massud y muchos otros “señores de la guerra” están documentados y denunciados en el informe que Human Rights Watch (HRW) realizó en el 2005: “Manos manchadas de sangre. Atrocidades del pasado en Kabul y la impunidad legal en Afganistán.” En concreto se comenta de Dostum y de la facción armada que dirigía, el Junbish, que “están implicados en numerosos asesinatos, pillajes y saqueos. Muchos de estos abusos fueron serias violaciones al Derecho Humanitario Internacional.” Así, por ejemplo, la violación de mujeres con tortura y asesinato fue usada como arma de guerra al igual que en Bosnia-Hercegovina. En este informe un hombre fue testigo del asesinato de un inocente a manos de las fuerzas del Junbish. Cuando les preguntó el testigo si habían asesinado a su amigo le contestaron: “¡Que pregunta! ¿Puede quedar vivo un panshir (habitantes del valle del Panshir) cuando está encarcelado con nosotros o cuando está bajo nuestro control?”

El mismo año de la aparición del informe de HRW se presentaba un “Plan de Justicia Transicional” aprobado por el gobierno afgano y con el asesoramiento de las Naciones Unidas (UNAMA) La Justicia Transicional es un proceso para resolver los problemas derivados de los abusos a gran escala con actividades que tratan estos problemas integralmente: curando las heridas sociales producidas por las violaciones de derechos humanos, llevando los culpables a procesos de justicia y fortaleciendo el estado de derecho para impedir la impunidad y restituir la justicia. Este plan, aparentemente, no dejaba impunes los crímenes cometidos por los señores de la guerra.

El gobierno afgano presidido por Hamid Karzai firma todos los tratados internacionales que le llegan a sus manos como estrategia para mejorar su visibilidad internacional. Luego no se cumplen y punto. Esto, por ejemplo, incluye la aprobación de la CEDAW la “Convención por la eliminación contra toda forma de discriminación a las mujeres”. El plan de “Paz, reconciliación y justicia en Afganistán” del 2005 es complejo e incluye acciones para fijar la memoria del sufrimiento, o para crear instituciones que fomenten le reconstrucción nacional. Una de estas acciones, la tercera, cita claramente una serie de acciones para la “búsqueda de la verdad” a través de la documentación de los hechos, la realización procesos consultivos, conferencias etc.

Tras el informe de Human Rights Watch, y tal vez temiendo sus consecuencias, la Asamblea Nacional aprobó una nueva ley (una joya del cinismo legal), la “Carta de Reconciliación Nacional”, que borraba de un plumazo el Plan de Justicia Transicional. En el punto 3 de este texto deja clara que “Malintencionados informes de Human Rights Watch sobre los líderes Yihadis y sobre personalidades nacionales del país tienen intenciones sospechosas…”

En este texto también se menciona que esta Reconciliación Nacional se crea: “En base al Islam, y a los hechos del Profeta del Islam, que después de conquistar la Meca perdonó todas las personas que lucharon contra el Islam y los musulmanes.” Se protege bajo mención divina a los criminales recientes del país, o sea gran parte de los que detentan el poder. Los hechos denunciados por HRW en este texto se defienden de esta manera: “(…) la Yihad, la resistencia y todas las luchas legítimas de nuestro pueblo para defender la religión y las grandes luces de la historia de nuestro país como parte del orgullo nacional de nuestro pueblo. Han de ser respetados, y los campeones de este camino tienen que ser honrados en el marco del sistema de la República Islámica de Afganistán, tienen que ser tratados adecuadamente y deben ser inmunes a todo tipo de ataques.”

A pesar de los valorables esfuerzos de la Afghan Independent Human Rights Commission, de UNAMA (Naciones Unidas) y de la sociedad civil afgana para implantar la transición con justicia, la acción internacional actualmente continúa siendo una vergüenza. La no-intervención internacional en los asuntos internos solo protege a los criminales y enmudece las víctimas.

La víctimas, mudas, cojas, sordas, psicológicamente destrozadas, las que nunca buscaron otra cosa que tener una vida normal, una vida mínimamente decente, miran el Afganistán actual viendo que nada ocurre y seguras de que nada ocurrirá. Seguras de que tendrán que seguir lamiéndose las heridas mientras los canallas se reparten el “botín de paz”.

Víctimas

“Cuando los talibanes entraron en Mazar fueron a por los pueblos hazara como el nuestro, porque nosotros somos shíies y ellos, pastunes, son sunnies. Durante tres días estuvieron asesinando a gente. El primer día asesinaron a mi marido frente a mí. Luego asesinaron a mi hermano que estaba trabajando en el campo. Luego tomaron a dos hombres de mi familia, los ataron espalda a espalda y los llevaron al aeropuerto donde los asesinaron con otros hombres del pueblo. Conozco un caso al que dejaron la cabeza del padre asesinado frente a su casa y que mataron a los hermanos arrancándoles la piel.”

“Tuvimos los muertos varios días en nuestras casas y al final tuvimos que enterrarlos en las propias casas porque los talibanes no nos dejaban salir, y además casi no quedaban hombres en la familia que nos ayudaran a trasladar los cuerpos muertos.”

Los talibanes no se escapan a la siniestra galería de salvajes. Ni siquiera los soviéticos… Aunque estos junto con algunos yihadis (como Gulbudin Hekmatyar) que no entraron el la lista de beneficiarios después del 11 de setiembre, se han convertido en los únicos demonios legales de un país en el que la lista de atrocidades es interminable.

Homenaje

Contemplo asqueado el “Museo de la Yihad”, el panteón del crimen construido sobre la sangre de miles de personas que nunca buscaron otra cosa que vivir dignamente. Y ahora, en el momento de la “democratización y el reconocimiento internacional”, no serán ni siquiera recompensados, ni morirán dignamente. Una de tantas vergüenzas históricas de las que todos y todas somos un poco responsables.

El cinismo histórico hace que uno de las actividades del plan de “Paz, Reconciliación y Justicia en Afganistán” prevea un museo de conmemoración a las víctimas. De momento sólo el museo de conmemoración a los verdugos avanza a base del olvido, el expolio y la sinvergüenza.

El Inconformista Digital

Barcelona, 23 Mayo 2009.

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Túnez: Postales del poder

Ghalia de Lajred, Tunísia

23/23

En 23 días de revuelta popular espontánea, han caído 23 años del gobierno de Ben Alí en Túnez. 23 años de mordaza, de control de todo, de un gobierno pensado para y por el presidente. Ha caído también el estilo de régimen autoritario que construyó su antecesor y padre del Túnez moderno, Habib Bourguiba.

– Creo que ahora es el momento de hacer un viaje a Túnez, visitaros de nuevo. Ver con mis ojos todo lo que ha ocurrido, esa revolución social que nunca hubiera esperado- comento a un amigo tunecino.
– ¡Bienvenido! Pero ven cuánto antes, y con los ojos cerrados. No vaya a ser que los abras y te des cuenta que sólo ha sido un sueño.

Agradecimientos

No. Yo no imaginaba ni de lejos que en Túnez todo un pueblo podría levantarse contra el sátrapa que lo había tenido secuestrado durante tantos años. Levantarse contra toda la estructura política y el clientelismo social que tenía montado. Mi amigo Mohsen me comenta que nadie en Túnez lo imaginaba, ni siquiera una semana antes del suicidio del desesperado vendedor de frutas Mohamed Bouzazi en la localidad de Sidi Bouzid, tras ser abofeteado por una funcionaria municipal que le pedía dinero para poder seguir vendiendo en su pequeña tienda.

– Pero al final va a resultar que tendremos que agradecérselo al anterior dictador, Habib Bourguiba. Su gobierno fue una férrea dictadura de partido único sin libertades sociales. Pero sus políticas reforzaron una sociedad civil laica y con alto nivel de educación. Él creó las condiciones para que la gente se levantara civilmente, en vez de dejarse llevar por otros potenciales dictadores.

País tranquilo

… pero cuando fui a Túnez por primera vez nada me advirtió lo que me encontraría. Túnez era el caramelo árabe de la industria turística y el socio mimado de los países europeos que muy excepcionalmente elevaban una crítica al férreo gobierno absolutista y personalista de Ben Alí.

Túnez, el país árabe tranquilo, amable, de gente hospitalaria y abierta, nada fanática, de bonitas playas, desiertos y ruinas romanas…

Una capa de silencio opresivo ahoga esa imagen de un país fácil y seguro, de gente abierta que facilita la estancia al visitante. Una capa fina y transparente, invisible, pero impenetrable.

Por todas partes una vital necesidad de florecer y comunicarse. Por todas partes un silencio implosivo, autoimpuesto. Casi sin mordazas (si están no se ven, ya que están entre rejas), mas bien con las lenguas cortadas.

En este texto acudo a mi memoria personal sobre como fui descubriendo poco a poco esa Túnez asfixiante de la dictadura de Ben Ali. Escribo en presente, sobre cómo fui levantando cada capa de los mecanismos del poder absolutista hasta descubrir que al final de la cebolla no existía nada. Un absolutismo que se ha evaporado, porque sólo lo formaban capas de pura ambición de poder…

Guías

Las guías turísticas son la carta de presentación de la mayor parte de visitantes de un país, su imagen. Muchas veces son también un buen sismógrafo de las percepciones internacionales erróneas. La primera vez que fui a Túnez llevaba la “Footprint Handbook” de 1993, una guía de calidad aceptable. Estaba editada 6 años después del “golpe de estado médico” que en 1987 llevó al poder a Ben Ali, un momento en el que ya estaba clara su deriva dictatorial. Pero la guía casi no indicaba nada de ello: “President Ben Alí has genuine popular support and, once the Islamist threat seems dimmer, he might move Tunisia more towards a democratic structrure of government, assisted in this by the country’s tightening economic and diplomatic contacts with EU.” Estos contactos europeos no parecían muy interesados en democratizar Túnez. Ni siquiera los medios de comunicación estaban por la labor de romper el silencio sobre lo que ocurría en Túnez.

La guía Michelín de 1998 dice que Ben Alí “introduit rapidement des réformes démocratiques” o que después de las elecciones de 1994 “a réussi jusqu’au présent à contenir la progression des islamistes en maintenant sur eux une pression qui touche également l’opposition modérée incarné par le Mouvement des Démocrates Socialistes.”

La guía Trotamundos en la edición española del 2000 era absolutamente ambigua, citando que Ben Alí “democratiza poco a poco” (entre comillas en la guía) y que “el pluralismo político no sólo es posible, sino que además es un imperativo dictado por el grado de madurez alcanzado por el pueblo tunecino…” Y más adelante dice: (entre comillas por cita) “Ben Ali dirige el país de forma rigurosa, sin oposición alguna. Los integristas musulmanes no tienen un espacio en el panorama tunecino. El partido en el poder es todopoderoso. Los resultados económicos son buenos. En el ámbito social, cabe destacar la creación de un fondo solidario nacional financiado por donaciones voluntarias destinado a la realización de infraestructuras en las zonas desfavorecidas.”

En esos momentos Ben Alí ya era denunciado abiertamente por organizaciones de derechos humanos. Yo había visitado el país multitud de veces y no era difícil descubrir, rascando la superficie de silencio, su absoluta falta de democracia. Las guías turísticas también parecían dispuestas a dar una imagen suavizada y ambigua de un dictador que actualmente el pueblo ha decidido expulsar. Las guías cedían incluso al chantaje del propio Ben Alí usando los islamistas (para mi difícilmente calificables como “integristas ” en el caso tunecino) como “cortina de humo”. Y destacando sus grandes logros económicos, que han sido el motivo inicial de la revuelta actual, y su solidaridad social.

Ojo del estado

El primer síntoma visual de que algo extraño ocurre con el presidente es su fotografía omnipresente en todas partes. En el aeropuerto, de entrada al país. En el salpicadero del taxista. En las grandes avenidas de la capital, a tamaño gigante. En los carritos con ruedas llenos de frutos secos y tabaco de las minitiendas por la calle.

Entro en un café Internet del zoco de la capital y, aparte del obligatorio póster de Ben Alí, advierto que hay muchas páginas web que no puedo abrir. Al preguntarle al dueño del establecimiento si la red funciona mal me contesta, sencillamente, que en Túnez no se puede entrar en algunos sitios web. Un amigo que me acompaña me mira sonriente. Me pregunta: ¿sabes lo que es Internet en Túnez?… Internet es el ojo del estado. Se va, sin dar a pie a continuar la conversación, seguido de una discreta sonrisa de complicidad del dueño del local.

Silencio

Voy a tomar té de menta con piñones en un pequeño café de un pequeño pueblo rural, una simple agrupación de casas llamada douar. La gente tunecina es de fácil comunicación, y les encanta conversar. Les pregunto por qué hay retratos de Ben Alí, si es una obligación o es un acto espontáneo de la gente. En general la respuesta es elusiva, ambigua, se sienten incómodos. Dicen que nadie está obligado, que el presidente es muy votado, que lo vota un 99% de la gente, pero no quieren darle más vueltas al tema.

Cuando insisto sobre cómo es posible que alguien tenga el 99 % de los votos, que esto es literalmente imposible, despachan el tema diciendo que yo vivo en un país rico y que en Europa es todo mucho más fácil. Acto seguido me preguntan sobre fútbol, sobre el Barça. Tema del cual, además de no tener ni idea, no me interesa ni lo más mínimo.

Cuando muchos de ellos se han ido se acerca un chico y me advierte: “Habla de fútbol, de turismo, de lo que quieras. Pero no insistas en hablar de política. Hay oídos por todas partes. Hay bocas por todas partes. Nos encantaría hablar pero nunca sabes cuándo qué oído podría oírnos y que boca podría denunciarnos.”

Líderes y ONG

Voy a Túnez para poner en marcha las actividades del proyecto de una ONG. Acudo a un taller de participación democrática con un grupo de jóvenes de la zona de Sers. Estamos en plenos juegos preparativos. Nos dividimos en tres grupos y tres personas de la organización hacen de líderes de cada uno de los grupos, comportándose cada uno de forma diferente. El primero da instrucciones y no deja participar al grupo, es un líder dictatorial. El segundo resuelve los problemas por consenso, es un líder democrático. El tercero deja opinar y discutir, pero decide lo que le da la gana, es un líder autoritario. Al discutir sobre cuál de los tres líderes es democrático no hay consenso, pero casi todos dicen que es el tercero. Según la mayoría de ellos, la democracia se basa en poder votar, aunque finalmente decida el líder, ya que cuando el líder decide por consenso lo consideran un líder totalmente débil.

Uno de los jóvenes había asistido a sesiones de formación organizadas por el propio gobierno en las que el líder democrático era una cosa, pero en la práctica se da cuenta que el líder democrático era otra cosa. Se pregunta cuál de los dos es el correcto, el teórico o el práctico. El gobierno tunecino ha jugado siempre a este doble rasero. Practica una política social y se atribuye la palabra democrático simplemente para esconder líderes, asociaciones, movimientos, e ideas de un sistema absolutamente dominado por el poder único, por la más absoluta autocracia.

Cuando el grupo de jóvenes se reduce a unos pocos podemos hablar en la intimidad. Reconocen que en Túnez las ONG existen, pero son una extensión de las políticas del gobierno. Nunca representan la sociedad civil ni la transformación social. Existe el partido, único, el único autorizado para diseñar las políticas sociales del país, y eso se hace a través de las ONG. Las ONG son organizaciones del gobierno usadas para implementar sus políticas sociales y en especial para la captación de votos en las zonas rurales. No existe en Túnez la voluntad popular. Sólo el gobierno, que es igual al partido único, que es igual al poder en todas partes.

Algunas ONG internacionales, incluso españolas, que financian proyectos en Túnez saben que sus ONG son extensiones del gobierno, que financian la estructura de la dictadura de Ben Alí. Las que no lo hacen trabajan casi en la clandestinidad… Yo mismo he oído cínicas argumentaciones a los socios de las ONG españolas que trabajan en Túnez, diciendo que las clases medias en algunos países son las portavoces de transformación social, aunque esas tengan que estar en la estructura del poder. Algunas ONG son meras estructuras de gestión económica y en muchos casos legitimadoras de las políticas de confusión de algunos gobiernos dictatoriales.

El sistema

Paseamos por el paseo marítimo de rocas con las olas chocantes en Tabarka. Mis amigas Jamila y Monia trabajan en una ONG, que dada su dependencia del régimen de Ben Alí habría que llamarla OG (Organización Gubernamental). Las dos quieren hacer un cambio en su rumbo profesional. Jamila está harta de servir indirectamente al poder. Quiere trabajar en una ONG algo más independiente, de enfoque inter-árabe, llamada ENDA. Se sentirá menos colaboracionista. Monia, en cambio, quiere trabajar en el Ministerio de Agricultura.

Las dos provienen de familias relativamente humildes. Pero la de Monia es más desestructurada pues vive en los barrios marginales de Túnez. Necesita un futuro seguro, y se está planteando afiliarse al RCD (Ressamblement Constitutionel Démocratique), el partido único guiado por Ben Alí, su brazo político. Monia no quiere quedarse fuera del sistema. Está confundida políticamente, porque sabe que el gobierno de Túnez tiene ventajas sociales.

Ella es un ejemplo: es mujer y de un barrio muy pobre, y aún en ambas condiciones Monia ha podido desarrollar su carrera de agroeconomista porque en su país las mujeres tienen oportunidades, y las clases bajas también. Desde que se proclamó su independencia el fundador de la Túnez moderna Habib Bourguiba impulsó un código de familia que establece mecanismos para la igualdad y la promoción social de las mujeres. El modelo de país se inspiró en el estado del bienestar de la república francesa, con lo que hay políticas sociales que garantizan una cierta protección social en salud y en educación. Pero creó también una férrea dictadura en la que no existían otras voces que las oficiales, de manera que fuera imposible crear sociedad civil.

Jamila no aprueba para nada la opción de Monia. Pero la comprende. Jamila me cuenta que en Túnez hay solamente “El Partido”. Que es igual al gobierno, que es igual al presidente, que es igual al “Sistema”. Todo pertenece al “Sistema”. Nada escapa al “Sistema” (o sea al presidente). Es una trama complejísima, que no solamente incluye toda la red de políticos (de ministros a pequeños alcaldes rurales) o a miles de policías, sino a toda la gente que hace de chivato del sistema, al control desde Internet (el “Ojo del Estado”). Hasta el sistema de corrupción social depende del “Sistema” ya que por ejemplo el hermano de Monia trafica con droga a través de la policía, que es el gran aparato del estado de Ben Alí. Todo es el “Sistema”, si no entras en él sencillamente quedas marginalizado. Según Jamila esa era la razón por la que hay un 99% de votos al partido de Ben Alí en las elecciones.

Por esa razón mi amiga Monia, menos comprometida contra la dictadura de Ben Ali que Jamila, se plantea afiliarse al RCD. Para poder entrar como funcionaria del Ministerio de Agricultura. Pero sobretodo no quedar excluida del “Sistema”. O te integras en el “Sistema” o sencillamente quedas excluido de todo. Porque Todo es “Sistema”.

Es cierto que Monia tiene sus dudas respecto a lo que es y lo que no es democrático (no muy distintas a las que pueda tener mucha gente en España, claro), pero su punto de vista es más complicado que el de Jamila. Es tunecina, y quiere (y debe) moverse en los márgenes que le da su país. Además debe tomar parte activa ya que ella, originaria de un barrio marginal de la capital, sabe que debe luchar por el desarrollo de los barrios marginales. El Túnez rural tiene unas políticas de desarrollo claras, pero ¿qué ocurre con la marginalidad urbana? Estar en el partido es la única manera de tener una parte activa en el país. El partido es una oportunidad y es una limitación a la vez. No es lo deseable pero es lo real. Monia se pregunta: “¿Son las ideas del partido o sus las personas las que no son buenas?”

Chistes

Existen multitud de chistes sobre Ben Ali. Sólo se cuentan en ambientes íntimos:

“Ben Ali hace el amor con su esposa, pero él se agota antes que ella tenga un orgasmo. Llama a uno de sus sirvientes para que le abanique y deje de sudar, pero ni siquiera abanicándole ella logra tener un orgasmo. Ben Ali no reconoce su impotencia y le pide al sirviente que cambien los papeles: él le enseña como abanicar, mientras su sirviente le hace el amor a su mujer. Finalmente ella tiene el orgasmo él le replica: ¡¡Lo ves hombre, así se abanica!!

Islamistas

Otra tarde en el café del douar. En vez de hablar de política y de fútbol me aproximo hablo de otro tema a los hombres que toman té y café “J’aime beaucoup la musique tunisienne et arabe”. Emocionados me preguntan “Tu connais Oum Kaltsoum?” (la gran diva árabe de Egipto). “Oui mais j’aime aussi Saliha et Lotfi Bouchnak” (grandes mitos de la música de Túnez). La aproximación es directa, infalible. A partir de aquel momento cada día me hacen una sesión de músicas regionales…

Pronto me doy cuenta de la interpretación que a ojos tunecinos tienen determinadas músicas. El raï, por ejemplo, no es para ellos una evolución de sonoridades oranesas en los extrarradios franceses, sino una expresión de modernidad enfrentada al islamismo. Esto ocurre en un país donde el gobierno dictatorial toma la lucha contra el islamismo como bandera de laicismo. En un país donde, todo hay que decirlo, el partido islamista es relativamente moderado. El chantaje ideológico del islamismo funciona. Así, por ejemplo, el asesinato del cantante argelino Cheb Hasni supuestamente a manos de islamistas es recordado con rabia y lágrimas.

En otra ocasión respiro en el café del douar una tensión fúnebre en un ambiente normalmente alegre. “Les integristes… une autre fois. Ils ont assassiné Lounès Matoub”. Matoub era sobre todo un líder musical de la causa amazigh (bereber) y las razones de su muerte aún no están muy claras, aunque la versión oficial e interesada del gobierno argelino es que había muerto a manos de los integristas. Para los tunecinos la causa de la muerte es la misma que el asesinato de Hasni, y supone un grito de denuncia contra el islamismo radical.

En el 2009 en Túnez les pregunto a mis amigos por el contundente informe de Amnistía Internacional publicado en el 2008 “En nombre de la seguridad” en el que denuncia sin pelos en la lengua los abusos del régimen de Ben Alí contra presos políticos, especialmente islamistas. No saben absolutamente nada, la web de Amnistía Internacional es inaccesible. El informe no es el único que esta organización ha elaborado sobre Túnez, pero si el más largo. Su contenido es estremecedor dejando clarísima la falta absoluta de independencia del poder judicial, ayudando en ocasiones a ocultar los casos de detención por incomunicación o de desaparición forzada. En estos casos se aplican torturas como golpear las plantas de los pies, colgar el preso de los tobillos o en posturas forzadas, introducirle la cabeza en un cubo de agua sucia, descargas eléctricas o abusos sexuales. En muchos casos son presos que han sido repatriados a Túnez de otros países como Italia, Estados Unidos, Francia, Luxemburgo etc.

Control

En la revolución del pueblo tunecino contra su dictador en diciembre y enero del 2010/11, hubo momentos de violencia. Era causada por la parte más siniestra de régimen de Ben Ali, la policía. Éste nunca dio ningún papel específico al ejército, reducido al mínimo. Pero la policía era el órgano de poder por excelencia, con unos 30.000/130.000 efectivos en el 2005 (según Sadri Khiadri) en un país de unos 9 millones habitantes. Eran los leales del presidente, su órgano de terror y poder que temían más que nadie a la revuelta popular. Ben Alí optó por multiplicar el control social a pequeño nivel, casi a la ciudadanía normal, más que a las estructuras como el ejército: chivatos, policías, representantes del partido en todas las organizaciones civiles, pequeños alcaldes etc… Chivatos y policías son indistinguibles. Hasta policías y traficantes de drogas son indistinguibles. A veces la policía reprime amparada por leyes aleatorias que eluden a conceptos vagos como “atentado contra la imagen tunecina…”

RCD

Los Congresos del partido único, el RCD, constituyen en Túnez verdaderos fenómenos sociales seguidos por gran parte de la población. En el congreso de 1998 se cuentan chistes sobre el mismo que explican perfectamente el contexto político del país. Por ejemplo se cuenta que una vez un hijo pidió a su padre bañarse con él. La bañera se llenó completamente de agua y el niño resbaló, pero pudo agarrarse al pene de su padre que impidió que se ahogara. Con su madre no se hubiera salvado. En Túnez, políticamente, hay que asegurarse políticamente tener un buen padre con un buen pene al que agarrarse antes de morir ahogado en el panorama del país. En el Congreso de 1998 parece que hubo ciertos cambios inesperados que hizo que muchos hijos políticos quedaran despistados, sin pene al que agarrarse.

Periódicos

La portada del periódico tunecino Le Renouveau del 9 de junio del 2.000 abre con un mensaje de la “Unión Tunecina de Agricultura y Pesca” en la que agradecen el gran interés del jefe de estado por las preocupaciones de los agricultores, y expresan que están dispuestos a seguir los objetivos del programa electoral del partido del gobierno. En la portada hay tres fotos, dos de ellas del presidente Ben Ali. En el periódico del 9 de agosto de 1998 hay una foto, por supuesto de Ben Ali, en la que se habla de una justicia equitativa y eficaz bajo su mandato.

Un amigo periodista me habla sobre los tres únicos periódicos que existen en Túnez. Le Renouveau, es el órgano del partido al poder (RCD) y La Presse es el hermano de Le Renouveau. En efecto casi todas las portadas de La Presse tienen también la foto del presidente, y también tomando al azar dos ejemplares hablan en el 30 de julio de 1999 de la fiesta de acogida en la Gobernación de Nabeul del presidente en visita y sus extraordinarios planes para dinamizar la región; y el 5 de junio del 1998 habla de la gran mutación futura de la Gobernación de Mahdia en ocasión de la visita que hizo del jefe de estado.

Mi amigo comenta que el tercer periódico es el primo de Le RenouveauLe Temps, “independiente” según subtítulo también tiene fotos del presidente en casi todas sus portadas, y en el número del 3 de agosto del 1998, por tomar un ejemplo, habla del gran éxito del Congreso del RCD, de una impecable organización y de su gran calidad. La única diferencia de este periódico es que da más espacio a noticias internacionales en su portada.

Buscando una diferencia entre “el órgano del partido, su hermano y su primo”, sólo encuentro una: en la última página de Le Renouveau no se publican fotos de mujeres como Claudia Schiffer, Salma Hayek, Natalia Estrada, o Pamela Anderson… Pero no logro encontrar otra diferencia, nada de nada…

Sociedad civil

Siempre pensé que Túnez era un ejemplo de país con la sociedad civil muerta. O más bien asesinada. La primera vez que fui a Túnez fue en el 1995. La última vez en el 2009, y creí ver exactamente el mismo país inmóvil, sin cambios… Pensé que Túnez, como Jordania, como Siria, como tantos países, era el ejemplo de un país sin sociedad civil. A pesar de ser una sociedad madura, dialogante, con pocos fanatismos, absolutamente preparada para la democracia, pensé que no había sociedad civil. Eso creí.

Mi amiga Jamila estaba de acuerdo conmigo. Cuando el 13 de enero de 2011 dimitió Ben Ali después de una revuelta social completamente inesperada hablé con Jamila: “Entonces, ¿estábamos equivocados?”. “Estábamos equivocados -confirma Jamila.- Olvidábamos que la sociedad tunecina es una sociedad madura, dialogante, con pocos fanatismos, absolutamente preparada para la democracia, y que esto es sociedad civil. Las propias políticas sociales que Bourguiba diseñó (y Ben Alí continuó) han preparado una sociedad que ha optado por dejar de ser una dictadura. Pero hay otra cosa a tener en cuenta: el Sistema era una complejísima red, pero dependía de un pilar central, el Presidente… si eliminas el presidente todo el sistema montado tambalea y cae.” Es decir, cuando quitas todas las capas de la cebolla no queda nada.

“Además la estructura de control que se creó en Túnez estaba pensada para una estructura social de la época de Bourguiba, como mucho por una como la del 1987 de la entrada de Ben Alí. Pero no para hacer frente a las redes sociales e Internet. Su solución era controlar el acceso a Internet, cosa que ya casi es imposible. Nunca se pensó como un grupo de hackers internacionales como Anonimouspudiera bloquear los ordenadores centrales del gobierno o que Factbook tuviera el efecto inmediato de extensión social.”

Feminismo de estado

La “Oficialización de Todo” tiene impacto especialmente en las mujeres. En el momento en que empezaron a emanciparse, en un país que oficialmente se lo permite, solo pudieron hacerlo desde lo oficial. No había otro espacio. El feminismo es la carta de presentación bonita y barata ante cualquier gobernante que quiere parecer simpático a la comunidad occidental: sólo tiene que aprobar unas leyes, poner unas cuantas mujeres en ministerios poco relevantes y crear algunos centros para mujeres o centros de acogida y ya está… ¡ya se puede proclamar el estado paritario!

En países como Túnez la legalización de la situación de las mujeres está escrita desde la fundación de su estado post-colonial en un Código de Estatuto Personal (en 1957 se legalizan el derecho a formar asociaciones, el acceso al trabajo, a la planificación familiar y a la relativa igualdad jurídica). Además tiene medidas prácticas más o menos reales de aplicación. Así el estado tuvo de entrada las simpatías occidentales. Se creó un “feminismo de estado”, que es casi lo mismo que asesinar el movimiento feminista (anular su poder transformador).

Algunas de las asociaciones feministas que conozco (no las de base, las que trabajan sobre el terreno) financiadas por ONG españolas, están más preocupadas por la inauguración de sus centros de mujeres y la presencia de la Ministra de la Mujer (que de facto es la presidenta de la asociación) que por sus prioridades en el empoderamiento de las mujeres. Innegablemente hacen un trabajo, aunque sólo sea porque innegablemente el estado tunecino hace un trabajo respecto a las mujeres. Pero su preocupación básica es ser la cara visible y bonita de un estado autocrático.

Un artículo de Ihem Marzouki sobre la más gubernamental de las asociaciones, la UNFT (Unión Nacional de Mujeres Tunecinas), llega aún más lejos en su crítica: “la UNFT ha sido concebida como una correa de trasmisión para aplicar la política del Estado en materia de emancipación femenina. ¿En qué consiste esta política? Consiste en la afirmación absoluta y primordial de la institución familiar como célula de base de la sociedad. Esta célula debe ser un referente para cada miembro de esta sociedad ya que es a través de ella que se infiltra la idea de la preeminencia del Estado.” (Le mouvement des femmes en Tunisie, 1993)

Imposiciones

Cenamos con la familia de una de las dirigentes de la UNFT en Túnez. En el momento de la sobremesa pongo tímidamente en duda el carácter participativo y democrático del estado tunecino, sabiendo que me arriesgo. El hijo reacciona. Es la primera vez que veo alguien reaccionando cuando se cuestiona a Ben Alí; habitualmente se calla. Alude, como siempre, a nuestra arrogancia europea de democracias estables y consolidadas, sin ubicarse que en mi país durante 40 años la deriva autoritarista ha sido mucho más dura y criminal que en el suyo, y que nuestra democracia dista mucho de ser perfecta.

“La democracia es una dictadura que se nos impone desde fuera. Nadie desde fuera tiene derecho a meterse en las decisiones de los tunecinos y obligarnos a instaurar una democracia en un país. Para decidir esto hay que captar el alma tunecina, entenderla. Meterse en eso es injerencia. Cada pueblo debe saber cuando está preparado para la democracia y éste no es el momento de Túnez. Si hiciéramos elecciones completamente democráticas seguramente ganarían los integristas y eso ¿os gustaría a los europeos? Serían mucho más autoritarios, incluso sanguinarios. Hace pocos años que Ben Alí está en el poder, y ya se espera de él resultados. No está preparando el terreno pero hay que darle un margen de confianza, y tal vez sean sus hijos quienes hagan el cambio.”

Microelecciones

Todas las redes sociales tienen en su estructura interna un representante del partido único. Todas, sin excepción y desde todos sus rincones. Cuando no lo hay se impone o se ilegaliza la entidad.

Una de esas grandes ONG gubernamentales para el desarrollo rural, la “Unión Tunecina de Solidaridad Social”, tiene una “Célula de Programas para el Desarrollo” que dentro de los estrechos márgenes legales y sin salirse de la oficialidad para no ser descartados, intenta aplicar ciertos criterios de desarrollo del tejido civil. Pero sus intentos de desarrollo protodemocrático casi siempre son frustrados por las autoridades locales del partido único.

Por ejemplo, en un proyecto forestal se ha creado una Asociación Forestal de Intereses Colectivos (AFIC) formado por la población local, y con criterios de supuesta representatividad colectiva. Presencio su formación, ejemplo de prácticas habituales de control del poder a pequeña escala. En la mesa de votación hay tres miembros del colectivo de trabajadores, el alcalde (por supuesto del partido) y un miembro del partido. Hay una urna para votar, pero no se usa, y todo se realiza a vista de todo el mundo. El voto no es secreto. Quien se oponga a algo se sabe públicamente quién es. La junta directiva ya estaba constituida y el voto abierto pide su confirmación. Por supuesto el presidente es un miembro del partido. Cuando se abre el turno abierto de palabras para los que se oponen nadie dice nada, por supuesto… los tunecinos y las tunecinas ya saben qué riesgos viven. Se cierra el AFIC con una junta con absoluta presencia del partido único votada por la totalidad de sus miembros.

Elecciones de la Henna

Entre conversaciones siempre en petit comité se cuentan mitos como el de las “elecciones de la henna”. Se cuenta que en el recuento de los votos ocurrió como con la henna, polvo verde que tiñe de rojizo los cabellos o la piel: las papeletas verdes del partido de la oposición, por arte de magia, se habían convertido en rojas, color del partido de Ben Alí.

En los billetes y monedas, en anuncios o en monumentos públicos de Túnez vemos siempre una fecha mítica: 7 de noviembre de 1987. Ben Alí tuvo la desfachatez de proclamar una fecha hipotéticamente “clave” en el devenir de la historia de Túnez el día del “cambio”. Ben Alí dio ese día un golpe de Estado “médico” contra un Bourguiba cada vez más faltado de facultades y con un entorno político desacreditado por sus constantes intrigas palaciales. Ben Alí fue astuto en ese momento para ganarse el favor internacional y el del país: derogó la condición de presidencia vitalicia que había impuesto Bourguiba y jugó a la apariencia democrática, convocando elecciones y legalizando partidos (incluso el partido islamista) o instituciones de derechos humanos. Una pantomima para ganar por todos los medios posibles las elecciones del 1989 con un 99,27% de los votos (y las de 1994 con un 99,91%) para paralizar y prohibir después el proceso en un camino de deriva dictatorial cada vez mayor. Hasta llegar a los extremos actuales, que han provocado su caída.

Estatuas y relojes

Las medianas o las rotondas de las carreteras tunecinas están llenas de unas horribles estatuas geométricas coronadas por un reloj, como la que se encuentra en la avenida central de la capital. Irónicamente estos engendros artísticos son una substitución de antiguas estatuas de Habib Bourguiba. Al parecer fueron cambiadas por Ben Ali al entrar en el poder. En el paseo central del pueblo marítimo de Tabarka hay, según se dice, la única estatua que aún queda de Bourguiba.

A la muerte de Bourguiba en el 2000 se crea un malestar muy fuerte ya que Ben Alí no ha declarado día de duelo nacional para el fundador del estado. La decisión ha tocado el corazón de mucha gente, ha sido un día muy triste. Especialmente en su tierra natal Monastir. Conozco un estudiante del país que me cuenta que ha visto manifestaciones de protesta, de auténtica cólera, reprimidas por la policía y silenciadas, arrinconando a los periodistas que asistieron sin poder tomar la noticia. La periodista de Le Monde Dominique Le Guilledoux escribe una tristisima crónica de esos funerales del silencio (11-04-2.000): “La journée n’est pas fériée, l’événement n’est pas retrasmis en direct par la télé. On murmure que des cars venus d’autres régions de Tunisie ont été réfoulés. On murmure seulement, on a peur de parler. Inevitablement, les policiers en civil s’approchent pour écouter.”

Para colmo de la ironía el cuerpo se ha transportado en el avión oficial llamado como el día que Bourguiba fue expulsado del poder, “7-novembre-1987”. “Sept jours de deuil national ont été décrétés, mais aucun signe visible de ce deuil n’est perceptible.”

El sentimiento hacia el fundador del Túnez moderno es contradictorio. Por una parte se reconoce que fue el responsable del autoritarismo político del país. Pero también hay la consciencia de que Bourguiba fue un líder civil, a diferencia de Ben Alí que fue militar (y responsable éste de una de las más sangrientas represiones de la llamada “revuelta del pan”). Se le reconoce la responsabilidad de los logros sociales, muchos de los cuales no han sido continuados por Ben Alí a pesar de sus promesas al tomar el poder.

Al Jazeera

Los medios de comunicación hace tiempo que estaban preparando críticamente la sociedad tunecina. A finales de los 90 viajaba a menudo por toda Túnez, especialmente por las regiones rurales más deprimidas, y recuerdo que hasta losduras más pobres tenían antenas parabólicas para captar los canales televisivos internacionales. Se había creado un tráfico de parabólicas en la frontera argelina y se obtenían ilegalmente a precios baratos.

La cadena de televisión Al Jazeera cada vez tenía más impacto y sus debates sobre temas de Túnez eran puntos débiles que escapaban al control del estado. En abril del año 2000 ha estallado el asunto Ben Brik que se convierte en el héroe nacional anti-benaliano. Taoufik Ben Brik es un periodista más dentro de los que han sufrido los abusos del poder de un país al que lo que más le falta es libertad de expresión. O sea libertad de prensa. Ben Brik es uno de los tantos colaboradores en medios internacionales (en su caso La Croix, Le Courrier, etc.) reprimidos y encarcelados por contar cuatro verdades. Escribe un polémico artículo sobre la situación de los derechos humanos en Túnez. Me cuentan que la policía ha rodeado su casa en todo el barrio donde vive cortando cualquier contacto telefónico, por fax, Internet… Ben Brik se ha declarado en huelga de hambre durante más de tres semanas al ser confiscado su pasaporte. El caso Ben Brik ha sido ampliamente informado en la prensa francesa y ha sido de los primeros casos con repercusión internacional convirtiéndose en el popular “affaire Ben Brik”. Con el boca a boca la población tunecina sigue día a día, a pesar de la falta de información o de estar intervenido Internet. Ben Brik tiene la ventaja que colabora en medios extranjeros, sino se hubiera podrido en la cárcel como cualquier periodista tunecino detenido.

También Al Jazeera, la cadena televisiva de Qatar se ha hecho eco del caso. En esa fecha ha organizado un programa debate sobre la libertad de expresión en Túnez que se ha convertido en el programa más esperado y visto en Túnez en ese mes, a pesar de los intentos del poder evitarlo. A la hora de su emisión las calles están vacías, como ocurre con cualquier emisión de fútbol importante: casi todo Túnez está tan atento al debate de Al Jazeera, el régimen no puede controlar que un una enorme cantidad de gente vea el programa.

Injerencias

En una cena con uno de los directores de las ONG con las que trabajaba el director carga contra la prepotencia de la crítica “occidental”. Una crítica absolutamente tibia o, en el mayor de los casos, inexistente.

“Sociedades como la nuestra no pueden tomar el poder por vías democráticas así como así. No están estructuradas, ni educadas. Sería el caos. Existe el islamismo que siempre intenta tener el poder. Eso es propio de vuestras sociedades, basadas en la participación de la sociedad civil ya que vuestra sociedad está desarrollada. Pero intentar trasladar el modelo de participación de la sociedad civil a sociedades en desarrollo es un error. Nosotros necesitamos una estructura fuerte que controle y hacer los cambios poco a poco. Sino el peligro del integrismo está siempre cerca”

“Occidente ha criticado que Ben Ali no hizo un duelo a Bourguiba adecuado. ¿Quién tiene que contarnos a nosotros como se hace un funeral? Ben Alí no podía declarar un día de duelo nacional ya que hubiera sido usado por los integristas para crear revueltas. Además Bourguiba ya está muerto.”

Injerencia

El cambio actual de Túnez da un giro radical a la impunidad dictatorial de muchos estados que, tras él, se han ido sumando a los cambios. También da una nueva visión al prejuicio de las sociedades árabes, vistas como sumisas y dejadas llevar por la manipulación del islamismo. Da mucho que pensar sobre éstos prejuicios en España, un pueblo que en 40 años de repugnante dictadura no pudo articular este levantamiento. Los condicionantes eran completamente diferentes pero en todo caso el prejuicio sobre las sociedades en los países árabes debería replantearse radicalmente.

Y tener en cuenta que todo cambio no se produce de un día para otro y sin apoyo de la ciudadanía global. El concepto de “no injerencia en asuntos internos de los estados” ha llevado a situaciones grotescas. Por ejemplo a no impedir el crecimiento de sátrapas, dictadores o criminales al poder en países en los que la comunidad internacional sí está llenando de tropas militares o de suculentos negocios que dejan fuera de juego la sociedad civil del país. No “injerencia”, siempre bajo intereses económicos o estratégicos… como si la sociedad civil de un país siempre fuera capaz de librarse de sus propios monstruos.

Lo que está ocurriendo es solamente un punto de partida y hay que estar alerta.

Los mensajes de mis amigos tunecinos son alentadores: “lo que ha ocurrido en Túnez es una insurrección popular, una revuelta popular… que la queremos transformar en revolución… Otra cosa es que la gran parte del aparato de Ben Alí está aún en el poder y no están dispuestos a dejarlo… No es fácil, entre el cambio con ruptura y el cambio dentro de la continuidad… Es una lucha continua.”

Pero hay otras respuestas como este enigmático y casi poético mail:

“Pienso que desde España no llegas a ni a imaginarte que este cambio extiende el poder del presidente. El círculo cercano al presidente crece más.”

 

El Inconformista Digital

Barcelona, 17 Marzo 2011.

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La catàstrofe

Àvia palestina mostra el nom del poble d'on va ser expulsada

La primera vegada que em vaig passejar per un poble palestí destruït al 1948 per les milícies jueves que estaven creant l’estat d’Israel vaig sentir una sensació d’angoixa pesant. Una sensació similar a la que vaig sentir quan em vaig passejar per les runes d’una casa d’una amiga meva de Gasa demolida per l’exèrcit israelià sense cap raó aparent mes que la de castigar col·lectivament als palestins. Al buit d’una explanada plena de gespa i roselles hi havia algun fragment de paret i un petit habitacle i la resta sols pedres de cases centenàries. Restes que desprenien planys, il·lusions, riures, o frustracions de persones que havien viscut allà, abans que fossin expulsats i actualment refugiats ben lluny. Els habitants palestins originaris d’aquells pobles esborrats sistemàticament del mapa i de la memòria mai podran tornar i l’estat que els va expulsar mai reconeixerà el seu crim ni el dret a que aquest retornin. I encara pitjor, la comunitat internacional difícilment qüestionarà aquest crim contra la humanitat a un estat tant profundament “democràtic” con Israel.

Després de visitar les runes vaig veure els avis i les àvies de 70, 80 o 100 anys que des de feia dècades vivien en camps de refugiats a Cisjordània (Palestina). Tots ells explicaven com les milícies encarregades de depurar els habitants i pobles palestins (Irgun, Hanagà) els van expulsar, molts conservaven les claus de les seves cases, els documents de propietat, altres objectes. Altres no conservaven res, excepte la memòria. La memòria d’un país i uns paisatges al qual vivien i que ara al damunt de les seves cases i els seus cementiris sols hi ha pàrkings, edificis universitaris, parcs o runes de cases. Estaven convençuts que tornarien als seus pobles originaris, o ells o els fills els néts, amb la ferma convicció que la dignitat es la darrera cosa que perd l’ésser humà. Els més pessimistes deien que al 1948 s´havíen mort ja que quan el ser humà perd la dignitat mor en vida.

El dia en que Israel celebra la creació de l’Estat d’Israel (en diuen dia de la Independència) els palestins celebren la Nakba (la Catàstrofe). Quan un poble va ser sistemàticament esborrat del mapa. Uns riuen i els altres ploren. Després de la visita als avis vam intentar buscar en el mapa actual d’Israel on estaven els seus pobles originaris i va ser una tasca infructuosa ja que ningú sabia trobar els seus pobles, excepte aquells pocs que el nom original havia estar conservat amb un rom hebreitzat (com Ras el Ayun, actualment Rosh Hayim). Finalment va ser un jueu fortament coneixedor dels temes de la Nakba qui ens va passejar pels actuals pàrkings, sinagogues etc. (en pocs casos en les runes encara existents) edificats sobre les runes dels pobles palestins per esborrar-los del mapa i de la memòria.

25 de març de 2007

 

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Afganistán. Postales desde el Eje del Mal

Desde el año 2002 dos redactores de esta revista, Brigitte Vasallo y Sàgar Malé se intercambian correos electrónicos sobre sus viajes a países como Marruecos, Turquía, Afganistán o Palestina. Este articulo recoge y reelabora algunos de los sms y e-mails enviados que Sàgar fue mandando a Brigitte desde Afganistán.

 

POSTAL 1: PESHAWAR Y LOS LADRILLOS. Kabul, Abril 2002

SMS- Peshawar, refugiados afganos sobredestrozan su destrozada vida fabricando ladrillos

E-MAIL

Hola Brigitte

Me dirijo a Afganistán cuatro meses después de la caída de los talibanes. Pero antes he parado en Peshawar, la “capital pakistaní de los refugiados afganos”. Un montón de viejos camiones y de abollados vehículos van sobrecargados de personas en dirección a Afganistán. Sueñan en un país que supuestamente ya ha abandonado una guerra de casi 30 años. En realidad van a un país en ruinas que no tendrá capacidad de absorberlos. Piensan que al menos no van a formar parte de esa especie de prótesis molesta y rechazada para una gran ciudad como es un campo de refugiados, una ciudad paralela pero provisional con sus calles y sus casas de polvo y barro, a veces simplemente de lona y logos de Naciones Unidas. Unas calles y unas casas no muy distintas, quizás mejores, a las que se encontrarán en su país.

La guerra no son sólo ejércitos y armas. También forman parte de la guerra esos campos de personas refugiadas, desarraigadas, rechazadas y obligadas a todo tipo de trabajos forzados para sustentarse complementando la insuficiente ayuda de las agencias internacionales. Al igual que esas familias enteras que hemos visitado en las que, desde las niñas a los viejos, destrozan su cuerpo amasando barro para cocer ladrillos. Ladrillos que levantan casas a veces de barrios lujosísimos. O tejiendo alfombras que se venderán en lujosísimos bazares, pagándoles 1.000 rupias cada metro (100 euros), tejiendo 6 metros en 2 meses en sus jornadas de 7 días semanales a 12 horas diarias…

POSTAL 2: KABUL, HOW ARE YOU? Kabul, Abril 2002

SMS: Desde las ruinas de Kabul aparecen niños gritando: how are you?

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Desde el avión de Naciones Unidas, el Kabul de la guerra nos recibe con un  aeropuerto lleno de cacharrería bélica esparcida. Kabul es la imagen de la guerra putamente real. Un paisaje en ruinas, una ciudad en la que no queda ni una pared sin metralla, en la que barrios enteros son solamente escombros. Un mar de esqueletos de postes eléctricos que anteriormente alimentaban una ciudad ahora sin luz. Un Palacio Real desmenuzado nos habla de la brutal artillería pesada que se usó.

Y Kabul es sobretodo una ciudad en la que no queda ni una persona sin drama.

En esa ciudad, imagen de la desgracia del país, hay varios millones de personas viviendo desde hace 30 años bajo el azote todo tipo de bestias de la guerra. Los más devastadores fueron los muyaidines que en los años 90, en guerra interna de facciones y dominando barrios cometieron las atrocidades más increíbles (violaciones masivas, piel arrancada, clavos en la cabeza, personas hervidas…). También los talibanes o los soviéticos cuando invadieron el país contribuyeron a convertir esta ciudad en un parque temático de los crímenes de guerra.

Visitamos la antigua Embajada Rusa, un conjunto de edificios convertido en un campo de refugiados del valle de Shamoli en el Norte. Hace más de tres años, algunos fueron masacrados, otros fueron expulsados y trasladados aquí con la promesa que en pocas semanas volverían. Sus habitantes nos acompañan queriéndonos enseñar todos los rincones de este laberinto de esqueletos de edificios, bombardeados, sin paredes ni puertas, con sombras de humo negro por todas partes. Está lleno familias enteras sentadas en todos los rincones, mayores o niños con el alma destrozada después de tantos años sin poder hacer nada más que sobrevivir, dormir en el suelo, esperar algún camión de ayuda humanitaria, o recoger restos de comida casi inexistente en montones de basura y hervir sopas de casi nada para hacerse la idea de que comen. Nos cuentan que a algunas familias les robaron y revendieron las cartillas de racionamiento y otras las perdieron, y ahora no tienen derecho ni a su ración de ayuda exterior de Naciones Unidas. Algunas de estas  “naciones” tan unidas contribuyeron al expolio y a la destrucción  de Afganistán apoyando sus criminales, y ahora alardean de “ayudar”, mas que de “devolver la deuda” de esa destrucción y de ese expolio.

A pesar de todo, decenas de niños y niñas nos saludan a nuestro paso alucinados por la presencia de extranjeros: “How are you?”. Es impresionante. En esta ciudad han pasado regimenes de absoluta represión social donde absolutamente todo era pecado, incluso jugar a cometas o pasearse solas las mujeres. Han pasado guerras fulminantes, se han intentado imponer gobiernos externos… Para los afganos y las afganas este es un país nuevo, desconocido, un país que aún no saben como afrontar, es como una página en blanco, como un libro abierto. En esos momentos, y tal vez sólo en estos momentos, viven en un espacio de libertad que nunca antes habían experimentado y que probablemente durará poco.

POSTAL 3: FLORES. Kabul, agosto 2003

SMS: Flores podridas, flores frescas, al pasado y el futuro de las mujeres afganas

Hola Brigitte:

He estado con un grupo de mujeres y niñas de un curso de alfabetización. Realizaban un ejercicio de terapia. La profesora les ha pedido que hicieran dos dibujos sobre su vida, uno de su pasado y uno de su futuro. En sus trazos esas mujeres mostraban sus miedos, sus concepciones y sus aspiraciones. Casi todas dibujaban flores. La mayor parte de ellas hablaba de un pasado oscuro y dibujaba su pasado con flores podridas, un pasado donde todo el mundo marchó y las flores murieron sin ser regadas. Su futuro lo ven con flores frescas.

Había algunas que dibujaban manos cortadas sangrando, casas destruidas con cuerpos hechos pedazos alrededor, mujeres vestidas con burcas y con los brazos amputados, e incluso misiles que han caído contra unas flores muertas. Una de ellas no pudo reprimir el llanto al contar su dibujo: un misil dirigiéndose a su casa. Era el recuerdo de su retorno de Irán encontrándose toda la casa destrozada y con amigos y familiares muertos o heridos.

Recuerdo un dibujo de una enorme mesa, con una taza de café y un pequeño hombre sentado. Para ella el pasado era la sensación de tristeza de un hombre que estaba completamente solo tomando café, porque todo el mundo había huido a causa de la guerra. Otro dibujo que recuerdo era tan simple como una cabeza dentro de una caja, que para la mujer era la ignorancia de épocas en las que nadie podía estudiar ni hacer vida normal. También recuerdo un dibujo sobre el futuro, con una mujer sin velo. Esta mujer deseaba que en un futuro ir con velo no fuera obligatorio y que las mujeres tuvieran una oportunidad de ser libres.

 

POSTAL 4: VERDUGOS Y VÍCTIMAS. Mazar-e-Sharif, febrero 2004

SMS: ¿Sabías que el burca es un signo de libertad?

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Hola Brigitte:

Estoy en la provincia de Mazar-e-Sharif, la capital norte de Afganistán. Ya te he contado muchas veces que tenemos una imagen simplificada de un Afganistán destrozado por unos extremistas puritanos como son los talibanes sin saber que en realidad este país lleva casi 30 años viviendo críminales de guerra de todo tipo, muyaidines, soviéticos, talibanes, e incluso americanos. Ahora, que se supone que ha acabado la guerra y ha iniciado una transición democrática, estos criminales dominan la mayor parte de provincias en una especie de sistema feudal con ejércitos propios y son llamados los ”Señores de la Guerra”. También dominan las carteras del poder en el parlamento o en el gobierno. Por un lado están los históricos verdugos paseándose impunemente por el país. Por otro lado las víctimas nunca recompensadas ni reconocidas.

La presencia de los verdugos está por todas partes. Un día nos acercamos a un pueblo llamado Shibergan, controlado por uno de los mayores carniceros históricos llamado Dostum. Estaban celebrando un forzado homenaje a él. La población no tenía otra opción que participar en los discursos, los conciertos y los bailes en el estadio de fútbol y todo resultaba una patética fiesta de fantasmas, de gente forzada a actuar contra su voluntad. Otro día visitamos a uno de sus actuales rivales en Mazar-e-Sharif Mohammed Atta en su oficina como gobernador de la zona. Creía que estaba recibiendo a una “comisión europea de derechos humanos” y sus respuestas eran cínicamente amables y conciliadoras, destapando solo su piel de lobo cuando contestaba tonterías como ésta: “¿por qué todas las mujeres van aún con burca? Es un símbolo de libertad, una prueba que las mujeres pueden elegir el vestuario que les apetezca.”

Al otro lado están las victimas, víctimas de todo tipo de verdugos. Hemos estado viendo víctimas de todo tipo. Por ejemplo visitamos un pueblo de etnia hazara (de origen mongol y normalmente musulmanes chiitas) muy atacada por los talibanes de étnia pastún. Un grupo de mujeres vestidas de negro y con el alma eternamente de luto nos contaban algunas de tantas historias de calamidades humanas: “cuando llegaron los talibanes a mi pueblo por primera vez, tomaron a mi marido y lo asesinaron fuera de casa. También asesinaron a mi hermano cuando trabajaba en el campo. A sus hermanos los ataron espalda con espalda, los trasladaron al aeropuerto y allí los mataron.

 

POSTAL 5: EL 11 DE SEPTIEMBRE. Now Bloque (Samangon), agosto 2003

SMS: Afganos perdidos en el pueblo más oculto del mundo sabían antes que nadie quien fue el autor del 11-S

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Hola Brigitte:

Hace días que no recibes ni sms ni mails porque he estado viviendo una aventura perdido en uno de los rincones más aislados del planeta, Now Bloque. Nuestro vehiculo quedó bloqueado a medio camino al anochecer y tuvimos que desplazarnos por un infernal camino en pendiente durante horas con el riesgo a ser atacados por perros salvajes o lobos. Now Bloque es un pueblo clavado en las rocas de las montañas cercanas de Samangon, sin servicios ni comunicaciones, en el que la gente vive de lo que existe en su entorno, agua, patatas, excepcionalmente alguna cabra o algún pollo. Si aún existe una carretera que da a ese pueblo creo que debe ser para transportar alfombras, ese esclavismo contemporáneo que ya vimos en los refugiados de Peshawar, y única fuente de ingresos de las familias para sobrevivir. No existe cobertura médica (o sencillamente alguien que sea médico en la zona), y muchas personas caen inmediatamente cuando tienen una enfermedad. La primera escuela  de la región fue la que pusimos en marcha con nuestra asociación.

En Now Bloque sólo tienen burros como medio de transporte y no hay ningún medio de comunicación. Pero tienen radios, y a veces las noticias les llegan rápido y se interpretan de forma más lúcida que en nuestra cómoda Europa. Un día nos reunimos con los ancianos del pueblo y se me ocurrió preguntarles cómo les había llegado la noticia y cómo habían vivido el 11 de septiembre.

El 11 de septiembre nos pusimos muy contentos

Pero, ¿cómo os enterasteis de lo que ocurrió?

Escuché la noticia por la radio y rápidamente convoqué la gente del pueblo. Les dije que había una buena noticia para nosotros. Una gran desgracia había ocurrido en América y mucha gente había muerto, y había sido obra de Bin Laden. Así que teníamos que estar contentos puesto que seguro que los americanos vendrían a expulsar a los talibanes y a Bin Laden, nuestro entorno cambiaria y volveríamos a tener una vida normal sin los talibanes.

¿Y las imágenes de las torres gemelas cayendo como las visteis?

No sé de que imágenes me hablas.

 

POSTAL 6: El Museo de los Criminales, noviembre 2006

SMS: En Herat la barbarie se ha convertido en tema de Museo.

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Hola Brigitte:

Estoy en Herat, la capital Oeste de Afganistán, la gran ciudad afgana de la cultura persa, la Perla de Jorasan, la de los grandes monumentos, importante epicentro musical… Antes que las guerras destruyeran su vida y su cultura. Esta ciudad, esta región están controladas por una de esas bestias armadas de las que hablo a menudo, un Señor de la Guerra llamado Ismaíl Jan. Con su pasado de crímenes ahora es ministro del gobierno afgano.

Actualmente en Herat se está construyendo un monumento para honorar los criminales, el llamado “Museo de la Yihad” (esta palabra tomada del Islam que cualquier bestia de la guerra la utiliza a su interés). En él se honora como héroes a todos que lucharon contra la invasión de los soviéticos, los mismos que a su retirada se enzarzaron en una lucha de guerrillas y cometieron todo tipo de atrocidades contra la propia población afgana convirtiéndose en una panda de criminales. La organización de derechos humanos Human Rights Watch ha publicado un escalofriante informe sobre sus “hazañas bélicas”  contra la población afgana. El edificio circular lleva sentencias del Corán en el exterior y una enorme terraza rodeada de todo tipo de chatarrería bélica (máquinas de asesinar), y por dentro un pasillo con figuras a tamaño natural con “héroes” batallando o sangrando, y salas que son un enorme y siniestro baúl de recuerdos con vitrinas llenas fotos, objetos y más fotos, recuerdos de “entrañable nostalgia”.

Sabes bien que siempre me ha horrorizado que se conserven más cañones que molinos, y que abunden más museos militares que museos de juguetes. Aquí en Afganistán después de la expulsión de los talibanes, se ha legitimado internacionalmente la impunidad con un proceso de paz (la llamada Conferencia de Bonn) que bajo la consigna de la “no intervención en asuntos internos” se ha dado carta libre a que los criminales del pasado sean la clase política actual. Los Estados Unidos entraron en Afganistán por tierra con la ayuda de estos Señores de la Guerra y estos ahora piden sus carteras de poder. Las víctimas de todas esas guerras, a miles, continuaran pudriéndose en su anonimato sin que reciban ni siquiera ayuda para sobrevivir con sus piernas de prótesis o sus maridos o sus hijos muertos.

 

POSTAL 7: KABUL-DUBAI, noviembre 2008

Vuelvo a Barcelona a través de Dubai y visito por curiosidad la ciudad puente entre Oriente y Occidente. Desde la playa contemplo la ciudad por la noche. Dubai es la perversidad del lujo y de despilfarro. Incontables rascacielos que parecen no tener fin vomitan miles de kw de luz robados de quien sabe qué rincón del mundo. Centenares de coches lujosos cruzan sin cesar unos pocos kilómetros de ciudad, de país,  devorando el petróleo que devora los países en inacabables guerras. Centenares de centros comerciales mostrando el decadente espectáculo de miles de botellas de carísimo perfume, e inmensos acuarios prefabricados. La imagen de una sociedad que pervertidamente despilfarra los recursos sobre una civilización devorada por el saqueo, la injusticia y la muerte de la dignidad humana. No puedo quitarme de la cabeza, como atormentadores flashes, las imágenes vistas en Afganistán.

 

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Criminales en el parlamento

Estoy ante un grupo de 30 mujeres afganas, víctimas de guerra, de cualquiera de las que han asolado (y asolan) el país durante 30 años. Cuentan historias de crímenes vividos en sus propias carnes, ante sus propios ojos. Todas ellas escalofriantes, y quizás las más cruentas son las del periodo anterior a los talibanes y posterior a la invasión soviética, cuando las guerrillas de muyaidines que habían luchado contra los rusos se lanzaron a luchar entre ellas cometiendo las barbaridades contra la población civil como arma de guerra. Señores de la Guerra apoyados internacionalmente en los 80’s en un país que se convirtió en un laboratorio más de la guerra fría. Estas mujeres recuerdan perfectamente sus asesinos, o las miradas de sus violadores, o los nombres de los responsables que ordenaron esos castigos: Sayaf, Dostum, Rabbani, Ismail Khan…

Nombres y apellidos escritos en los informes de la ONG de derechos humanos Human Rights Watch. Nombres y apellidos de asesinos que actualmente forman parte del gobierno o del parlamento afgano, que dirigen el país y gestionan los fondos de “reconstrucción” del país sin que la comunidad internacional intervenga especialmente legitimando a unos criminales bajo el “no intervencionismo en asuntos internos”. Se legitima la “intervención” militar, esa sí, pero no la “intervención” política como si esa panda de criminales fueran unos santos. Unos criminales que esas mujeres víctimas que tengo delante recuerdan sus actos detalle a detalle, criminales que esas mujeres quieren expulsar, mucho antes que a las tropas internacionales (que al menos su presencia da cierto grado de seguridad). Su prioridad numero 1 es sacarse de encima esa pesadilla de su historia que ahora está en el poder, que se reparte el país, y que quién sabe hacia donde puede dirigirse.

Las víctimas se pudren en sus lágrimas y sus recuerdos siniestros. Pero en los movimientos sociales de nuestro país parece que se ha extendido una crítica casi unidireccional hacia la retirada de las tropas internacionales, y casi no se debate nuestra irresponsabilidad política por la falta de una presión para dejar fuera de juego a los criminales. Cuestionar las tropas internacionales es un debate legítimo (y más con la cantidad de “daños colaterales” que provocan, especialmente las norteamericanas), pero monopolizar el debate en este tema colocar por delante el dolor y la mala consciencia moral occidental, al miedo y la voz de las víctimas. Las 30 mujeres pertenecen a una shura (asamblea) de víctimas que organiza la ONG “Fundation for Solidarity and Justice” dirigida por Horia Mosadiq. Esos ministros, esos parlamentarios que se reparten el botín de la ayuda internacional y el propio país, fueron los responsables de violar hasta la muerte, matar a los hijos a clavos en la cabeza, arrancar la piel de los maridos hasta la muerte… Ellas sólo quieren que esos carniceros desaparezcan del país.

Después de visitar un grupo de mujeres de una zona absolutamente mísera que fue devastada por Masud (hoy “héroe nacional” al ser asesinado justo antes del 11 de setiembre, y recibido hace años oficialmente por la Unión Europea), se acerca un hombre y una mujer y me dicen:“Gracias por registras nuestras desgracias, y por difundirlas, y por hacer algo para que esto se conozca. Esto puede cambiar más nuestras vidas que cuándo vienen a traernos harina o leche”

 

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