‘Expocannabis’ reúne a profesionales y consumidores

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Ciudad de México (MÉXICO). La séptima edición Expocannabis celebrada en Madrid, presenta las novedades del sector y se organizan charlas y debates acerca de la planta.

Consumidores frecuentes de la planta asisten a la exposición. Sin embargo, la otra cara del cannabis es su uso medicinal, ya que puede ayudar a disminuir algunos dolores relacionados con cierto tipo de enfermedades como la fibromialgia.

La medicina ambiental vuelve al Colegio de Médicos

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El próximo día 20 de octubre, el Colegio de Médicos de Madrid acogerá una jornada sobre Medicina Ambiental y tratamientos eficaces contra las enfermedades relacionadas con la contaminación a cargo de las doctoras Pilar Muñoz-Calero y Elisa Sánchez Casas, ambas, integrantes del cuadro médico de la Fundación Alborada. Tras las ponencias, habrá un debate en el que esperamos contar con tus preguntas y otras aportaciones que ayuden a divulgar una situación alarmante que los médicos y científicos conocen bien desde hace décadas pero que sólo ahora está empezando a trascender a la opinión pública.

Las denominadas enfermedades ambientales están tomando protagonismo en los últimos meses, sobre todo, al salir a la luz pública numerosos casos de personas afectadas de Sensibilidad Química Múltiple (SQM) y otras patologías de sensibilización central, como Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), fibromialgia y electrosensibilidad.

Fruto del trabajo de asociaciones de enfermos y organizaciones como la Fundación Alborada o ASQUIFYDE, el Ministerio de Sanidad está estudiando reconocer oficialmente la SQM como una enfermedad más, tal como exigen cientos de médicos e investigadores de todo el mundo. El Ministerio de Sanidad ha concluido el borrador del protocolo para diagnosticar y tratar la SQM ?elaborado por científicos y profesionales sanitarios? y, en unas semanas, podría ser aprobado el procedimiento para encarar por fin esta enfermedad crónica tal como hacen otros países de nuestro entorno, como Alemania o Suecia, y que está estudiando también la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Alborada ha hablado con el secretario general de Sanidad del Ministerio de Sanidad, José Martínez Olmos, quien ha reconocido que se está buscando una mayor evidencia científica y que los documentos que se consensuen permitan de manera fiable reconocer quién padece este síndrome. Desde Alborada, queremos resaltar la gran cantidad de evidencia científica sobre la ?realidad? de esta enfermedad producida por la liberación al medio ambiente de miles de sustancias tóxicas.

En estos momentos, el documento del protocolo que ha preparado el Ministerio se encuentra en manos de los médicos que han participado en la elaboración de este informe de consenso, tanto de los doctores propuestos por Sanidad como de los que han elegido las organizaciones de pacientes. De aprobarse este documento de consenso, la SQM sería reconocida oficialmente como enfermedad en España tras una década larga de lucha por parte de pacientes y sanitarios, lo que abriría la necesidad de formar a una gran número de médicos y enfermeros especializados en su diagnóstico y tratamiento.

Desde Alborada valoramos que el Ministerio de Sanidad, por primera vez, esté afrontando un problema de salud pública que, según estimaciones, padecen 300.000 personas en nuestro país y que, junto a las otras enfermedades de sensibilización central, podría afectar ya -en diversos grados- al 30% de la población, según estimación de la Academia Europea de Medicina Ambiental.

Mesa Redonda sobre Medicina Ambiental

Lugar:Colegio Oficial de Médicos de Madrid (calle Santa

Isabel, 51. Metro: Atocha)

Día: Jueves, 20 de octubre de 2011

Dime qué comes, y te diré de qué padeces

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Un cuerpo ácido es un cuerpo enfermo y un cuerpo alcalino es un cuerpo sano. Lo único que puede determinar si nuestra sangre será ácida y garantizar una vida llena de achaques y dolencias es el consumo de azúcar y proteínas animales.

Un cuerpo ácido permite un crecimiento exagerado de hongos, levadura y moho, que son llamados micoformas y fermentan el azúcar y la convierten en una toxina o veneno llamada acetaldehído.

El acetaldehído reduce la absorción de proteínas y minerales disminuyendo la habilidad de producir enzimas y hormonas, causando así una desnutrición celular.

Además esta micotoxina se pega en las paredes de los glóbulos rojos haciéndolos menos flexibles e incapaces de meterse en los capilares de la circulación evitando así la oxigenación de las células.

El oxígeno no puede permanecer en el ácido por lo tanto se evapora. Entre menos oxígeno presente, más producción de alcohol habrá y la falta de oxígeno es la principal causa de muerte celular.

El acetaldehído destruye, en el cerebro, las enzimas esenciales y los neurotransmisores, responsables de realizar el impulso nervioso, causando así cambios en el estado de ánimo.

El hígado convierte el acetaldehído en alcohol y este proceso elimina de nuestro cuerpo el magnesio, azufre y potasio haciendo que la célula pierda energía y el cerebro esté confuso, mareado y desorientado.

Igualmente, mucho ácido en los intestinos causa crecimiento exagerado de bacterias malas, las cuales convierten los aminoácidos de las carnes y lácteos en productos tóxicos y venenosos así:

El aminoácido lisina y ornitina se convierten en cadaverina y putrescina, causantes de la putrefacción en el colon.
El aminoácido tirosina se convierte en tiramina, sustancia que causa contracción de los vasos sanguíneos aumentando la presión arterial y produciendo dolor de cabeza.

El aminoácido histidina se convierte en histamina, sustancia que causa reacciones alérgicas, como asma, rinitis, ronchas, tos y rasquiña.

El aminoácido triptófano se convierte en indol-escatol, productor del olor a rata muerta de la materia fecal.

Los síntomas de un cuerpo ácido son fatiga, cansancio, pereza mental, energía baja, dolor de cabeza, dolores musculares y articulares, espasmos, retención de líquido e hinchazón de las extremidades, fibromialgia, alergias, rinitis, depresión, nerviosismo, insomnio, falta de concentración, infecciones vaginales y urinarias, impotencia, infertilidad, próstata crecida, rasquiña rectal, gripas frecuentes y problemas menstruales.

La mejor manera de estar sano es haciendo que nuestro cuerpo este alcalino. Los alimentos alcalinos número uno son los vegetales y frutas.

El ingrediente principal que alcaliniza la sangre es la clorofila acompañado de las vitaminas, minerales, enzimas, aminoácidos y antioxidantes, todos ellos presentes en el reino vegetal.

El núcleo central de la clorofila es el mineral magnesio segundo mineral más alcalino del planeta tierra después del calcio que ocupa el primer puesto y es el rey de los minerales y se encuentra en todo lo que es vegetal.

Por: Alejandro Segebre
Tel. 373 85 21
Cel. 300 3906262
alejandrosegebre@gmail.com

Ser sincero con uno mismo

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Para que nuestra vida tenga un sentido pleno es necesario comunicarse con honestidad con el yo que todos tenemos dentro. Está en nosotros tomar las riendas.
Cuando somos sinceros, nos comunicamos con transparencia. No fingimos y llegamos al otro sin corazas. Esta sinceridad se fortalece cuando estamos alineados en pensamientos, palabras y acciones. En cambio, cuando nuestras palabras expresan un mensaje mientras nuestro cuerpo está transmitiendo otro, estamos desalineados. Esto indica que nuestro diálogo interior no es claro, ni fluido. Quizá ni siquiera nos planteamos esa conversación entre corazón y mente, entre intuición y lógica.

La ética de la responsabilidad
Sí podemos reencontrarnos

La noticia en otros webs
?webs en español
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“Hay voces internas que nos hablan: el miedo, el ego, la avaricia, los deseos, el pasado… ¿a qué decimos sí y a qué decimos no?”

Decirse la verdad a uno mismo es difícil. Según Epicuro, los tres pilares de una buena vida son la cultura, la amistad y el diálogo basado en la palabra. Esta debe ser profunda y verdadera para que todo tenga sentido y contenido. La dificultad radica en la falta de diálogo sincero con uno mismo. Las causas que nos lo dificultan son varias:

– Nos parece complicado mirar hacia nuestro interior. No se nos ha educado en ello. La sociedad del consumo y del entretenimiento provoca estímulos que nos distraen, y nos olvidamos de nosotros mismos. Es lo que buscan muchas personas, mirar hacia fuera antes que ordenarse por dentro. Muchas caen en un consumismo fácil, que les arrastra además a una carga económica adicional.

“La mayor parte de las personas occidentales son más testigos que ciudadanos que participan y reaccionan”, me dijo recientemente Federico Mayor Zaragoza. Si mantuviéramos un diálogo sincero con nosotros mismos, adoptaríamos posturas más radicales, más transformadoras de la realidad. Dejaríamos de ser espectadores para ser actores que inciden en el mundo y lo transforman. Para ello, Gandhi ya nos dijo que “debemos ser el cambio que queremos ver en el mundo”. El cambio empieza en cada uno de nosotros y se basa en ser sinceros con lo que queremos.

Hablarnos con honestidad

“El diálogo más difícil es el que debemos mantener con nosotros mismos” (Epicuro)

– Tememos ver nuestras sombras interiores, nuestros miedos y nuestra vulnerabilidad. Huimos de ello viviendo hacia fuera. “No te entregues a tus miedos -dice el alquimista en la obra de Paulo Coelho-; si lo haces, no podrás hablar con tu corazón”.

– Dedicamos poco tiempo a la reflexión y al auténtico diálogo. Tenemos conversaciones pendientes con nosotros mismos y con otras personas. Al irlas posponiendo, funcionamos más con el piloto automático, con patrones de comportamiento “habituales”. Las conversaciones sinceras nos facilitan ver con claridad lo que tenemos que conservar, mejorar o modificar. Hagamos una lista de conversaciones pendientes y dediquemos un tiempo para tenerlas. Dejemos de posponer y abrámonos al diálogo.

– Nos preocupa excesivamente la opinión de los demás. Nos evaluamos basándonos en la visión que el otro tiene de nosotros. Pero seríamos más felices y tendríamos una mejor autoestima si nuestro sistema de autoevaluación se rigiera por nuestros valores, nuestra ética de la responsabilidad y nuestro diálogo interior. Sin embargo, desde jóvenes aprendimos a depender de la aprobación ajena. Cuando hacíamos algo correcto según su mirada, se nos consideraba buenos. Y confundimos esa mirada de aprobación con amor. Pero cuando hacíamos algo erróneo según su mirada, se nos etiquetaba de “malos” y se nos negaba esa ola de energía apreciativa. Así aprendimos desde la infancia a creer en “ser bueno” o “ser malo” y creció en nosotros el sentimiento de culpa, cuya esencia es el autorreproche moral. Aunque preferimos culparnos que cambiar un patrón. Ser sinceros con nosotros mismos es ir a la raíz de lo que debemos arreglar. La culpa nos avisa de ello. Si nos disponemos a verlo, a dialogar y a aclararlo, vamos bien encaminados.

Estamos constantemente conversando con nosotros mismos. Incluso cuando no somos conscientes de ello, nuestra mente está en una cháchara constante. Cuando los pensamientos que creamos son inconexos entre sí, las palabras provocan ruido mental, que supone una polución de pensamientos inútiles y sin sentido. En esos momentos es bueno pararse, respirar profundo, centrarse y conectar con lo que sentimos. Así recuperaremos la sinceridad de la palabra que surge del corazón.

Ser sinceros con nosotros mismos implica escucharnos. Hay muchas voces internas que nos hablan, como son la voz del miedo, del ego, de la avaricia y los deseos, del pasado, de la autoestima, de los valores, de nuestros anhelos más profundos, además de las voces de las personas que tienen relación con nosotros y que nos dan su opinión. Para tomar decisiones adecuadas es necesario tener un buen discernimiento. ¿A qué decimos sí y a qué decimos no? Necesitamos estar centrados. Eso se consigue meditando.

También nos ayuda a decidir el tener claros nuestros objetivos. Así podremos evaluar cuáles de las oportunidades que se nos presentan nos acercan a lo esencial y cuáles nos alejan. Aunque en nuestra conciencia sabemos que a veces deberíamos decir “no”, decimos “sí” por miedo a ofender, a parecer incapaces, por vergüenza, para evitar un enfrentamiento o incluso por culpabilidad de no estar ahí para alguien. Entonces es un “sí” con sumisión, en el que nos dejamos llevar por la inercia. Gandhi escribió: “Debemos negarnos a dejarnos llevar por la corriente. Un ser humano que se ahoga no puede salvar a otros”.

Nuestro yo interior

“Somos una conversación” (Hölderlin)

Tanto si decimos “sí” o si decimos “no”, cuando la decisión se basa en algún miedo, tendremos que justificarla e internamente nos sentiremos inseguros porque nuestro corazón no está ahí. Una decisión basada en el temor y con el objetivo de mantener una aparente seguridad, paradójicamente, nos mantiene inseguros por dentro. No hemos sido sinceros con lo que sentimos.

Se trata de aprender a decir “sí” o decir “no” con asertividad, con respeto hacia uno mismo y hacia el otro. Decir “no” con asertividad y con energía positiva implica que lo hemos reflexionado, que tenemos buenas razones para decir “no”. Nuestro “no” surge de una energía positiva y no del rechazo, ni del rencor. Sentimos empatía hacia la persona o situación. Pero le explicamos que no es el momento y le ofrecemos alternativas.

Escuchar nuestra conciencia

“Nunca podrás escapar de tu corazón. Así es mejor escuchar lo que tiene que decirte” (Paulo Coelho)

Estamos condicionados mentalmente a juzgar. Nuestro juez interior etiqueta a los demás y a nosotros mismos. Entrar en un espacio de conversación sincera con uno mismo requiere manejar a nuestro saboteador y juez interior que no acepta lo que es, que etiqueta precipitadamente y reprime la voz de nuestra intuición, de nuestro corazón. Necesitamos un diálogo que nos permita poner al crítico interior “en su sitio”, que deje de reprimirnos y de obstaculizar nuestras ilusiones. Para ello debemos escuchar la voz de nuestro corazón y atrevernos a seguirla. En la reflexión silenciosa conectamos con lo que realmente queremos, y desde ahí iniciamos el diálogo sincero.

Ser sincero con uno mismo es una liberación, ya que uno deja de intentar ser otra persona. Dejamos de estar divididos entre dónde estamos y dónde nos gustaría estar, eliminamos la tensión entre el aquí y el allí. Dejamos de compararnos continuamente con los demás. Nunca podemos ser otro. Cuando queremos aparentar y vivir la vida como la vive otro, dejamos de estar presentes y negamos nuestra excepcionalidad, belleza y valor como individuos. La sinceridad nos conecta con ello estando presentes en nosotros mismos. Esta presencia facilita alinear la voz de nuestra conciencia con lo que decimos y hacemos. Así, nuestras decisiones son coherentes con nuestros valores
La ética de la responsabilidad

La verdad para cada uno es subjetiva y relativa. Con lo cual, ¿cómo evaluamos si somos sinceros y nuestra palabra es verdadera? Nuestro juicio de valor es importante. Creemos que debemos hacer algo, pero hemos de plantearnos la pregunta: ¿dañaré a alguien haciéndolo? Incorporar la consideración hacia el otro es esencial. Quien se engaña a sí mismo, engaña a los demás. Cuando engañamos, rompemos un vínculo verdadero y forjamos una relación de apariencias en la que la mentira juega un papel fundamental. El remordimiento aparece como mecanismo para que nos demos cuenta: no estamos siendo sinceros con nuestro juicio de valor. El remordimiento nos ayuda a enderezar esta conducta para regresar a espacios de mayor sinceridad.

Enfermos de fibromialgia y fatiga, demandaran a Salut para exigir tratamiento

Barcelona, 23 sep (EFE).- Asociaciones de afectados por síndromes de sensibilidad central, como la fibromialgia, la fatiga crónica y el síndrome de sensibilidad química múltiple presentarán una demanda contra el Departamento de Salud para exigir el derecho a recibir asistencia sanitaria como cualquier otro enfermo.

Según ha explicado Jaume Cortés, abogado del bufete de abogados Colectivo Ronda que prepara las acciones judiciales en nombre de las asociaciones de afectados, la demanda se presentará contra la Generalitat por vulneración del derecho a la salud de las personas que sufren síndromes de sensibilidad múltiple.

La demanda denuncia que los sistemas de salud catalán y español no proporcionan la asistencia que precisan esos enfermos, pese a que existen centenares de sentencias que reconocen esas dolencias y admiten que son capaces de provocar la invalidez de quienes las padecen.

Las asociaciones exigirán a las administraciones que desarrollen políticas de prevención y formen adecuadamente a los médicos para que sean capaces de detectar esas enfermedades.

La demanda no se ha presentado aún, a la espera de que el Ministerio de Sanidad apruebe el protocolo anunciado para ayudar al diagnóstico de los afectados por el síndrome de sensibilidad química múltiple (SQM) y abrir la puerta al reconocimiento de esa dolencia en España.

El Colectivo Ronda, que desde 2004 trabaja para el reconocimiento de los síndromes de sensibilidad central, ha exigido al Ministerio a concretar un calendario para la aprobación del protocolo, que en su opinión permitirá extender el reconocimiento del SQM a otros países de Europa. EFE

“Quejarse es la mejor forma de arruinar una relación”

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Basta de dramatizar?
Sí, basta de terribilitis, porque la mayor parte de los trastornos emocionales (depresión, ansiedad, estrés…) son el resultado de esa tendencia a calificar de terribles cosas que no lo son.

Exageramos.
Anticipamos las desgracias y nos tomamos a la tremenda adversidades con las que deberíamos contar. Los seres humanos tenemos unas 20.000 pequeñas adversidades a lo largo de la vida (te tuerces el tobillo, pierdes las llaves, te roban…).

Al mal tiempo buena cara.
O aceptas la realidad y dejas de exigirle a la vida, o te conviertes en un cascarrabias. Imaginarse muerto es una buena medida preventiva de las ansiedades cotidianas. Dígame, en esta vida tan corta y de la que desconocemos su sentido, ¿es tan importante esta desgracia que le está ocurriendo?

Hay que ver las cosas con perspectiva.
Hay que ser realista, con eso basta. Estamos llenos de creencias irracionales del tipo: “Si me despiden, es el acabose”. El “debo hacerlo todo bien”, “deberían tratarme con consideración y justicia” y “las cosas me deben ser favorables” son exigencias infantiles. La persona madura es la que no exige, sino que prefiere: “Me gustaría hacerlo todo bien, pero no lo necesito para disfrutar del día”.

Un matiz importante.
Las personas vulnerables emocionalmente están llenas de exigencias, y cuando estas no se cumplen se enfadan con ellas mismas, con el mundo o con los otros.

¿De dónde surgen esas creencias?
Se transmiten socialmente, son mensajes que nos convierten en débiles y neuróticos. Yo he elaborado una lista de las diez creencias irracionales favoritas de los españoles.

A saber…
Necesito tener a mi lado alguien que me ame; de lo contrario, ¡qué vida más triste! Tengo que ser alguien en la vida. No puedo tolerar que la gente me menosprecie. Debo tener un piso en propiedad o soy un fracasado. Tener buena salud es fundamental para ser feliz. Si mi pareja me pone los cuernos, no puedo continuar con ella.


Tengo que tener una vida emocionante, de lo contrario mi vida es un desperdicio. Más siempre es mejor. La soledad es muy mala…

Qué agobio, sí.
La necesititis es devastadora y nociva para la salud mental. No es cierto que para ser felices necesitemos amor sentimental, éxito, hijos, no tener problemas… Si mantenemos estos deseos en el límite de las preferencias, nuestra mente estará sana.

¿Sanos, solos y aburridos?
¿Por qué no? Tener pareja y lo demás no producen tanta plenitud como puede parecer; si no, las consultas de los psicólogos no estarían llenas. No hay que exigir tanto a la vida, a los demás, ni a uno mismo.

¿Es usted un pasota?
Para nada. Me ocupo, pero no me preocupo de las cosas. El mito de la bondad de la preocupación que nos inculcan desde pequeños es absurdo y nocivo.

Pero si esas creencias son irracionales, ¿cómo poner razón en ellas?
Hay que revisar a diario cómo pensamos, detectarlas, combatirlas con argumentos y desarrollar nuevas creencias racionales. Una de las mayores causas de estrés es el miedo a hablar en público.

Nos afecta lo que piensen de nosotros.
Nos liberamos de la necesidad de aprobación de los demás cuando comprendemos que estar abajo no es ningún problema. Al contrario, ser capaz de estar abajo con orgullo y de buen humor te hace superior y te permite disfrutar más de la vida. Como todos los miedos, la vergüenza y el temor a hacer el ridículo se vencen pensando bien, no enfrentándonos a ellos.

Hay que tolerar la frustración.
No siempre conseguiremos nuestros deseos, pero no pasa nada: la vida sigue siendo bella. Eso es ser realista. La eficacia está sobrevalorada: todo lo que perdemos con los errores que cometemos, por ejemplo en nuestro trabajo, es obviable, pero no lo es la paz interior que perdemos obsesionándonos con la perfección. La felicidad no depende de logros o situaciones ideales, sino de nuestra salud mental.

Amores y desamores son termómetro de nuestro bienestar.
Uno está preparado para tener pareja cuando puede decirle: “Cariño, te quiero mucho, pero no te necesito nada”. Las exigencias y tensiones que causa el amor dependiente, ese que nos trasmiten continuamente a través del cine o la música (“Sin ti yo muero”), es un mensaje neurótico.


Creer que tu pareja tiene que hacerte feliz es mucho exigir y te amargará cada vez que algo falle. Yo creo que si Romeo y Julieta se hubieran casado, su matrimonio no habría durado más de un año.

¿Mejor sugerir que exigir?
Pruébelo, el “me gustaría que…, pero si no lo haces te querré igual” da unos resultados fantásticos. Nunca exija nada a su pareja.

Nadie es perfecto.
La clave de las buenas relaciones es pedir a cada cual lo que puede dar. Aceptar incondicionalmente a los demás es la manera de aceptarnos del mismo modo a nosotros mismos. Quejarse es la mejor forma de arruinar una relación. Y no se cree obligaciones, las cosas hay que hacerlas por disfrute.

Sanidad abre la puerta a reconocer el mal del síndrome químico múltiple. UNA DOLENCIA POCO CONOCIDA

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Un nuevo protocolo fija criterios para diagnosticar a los afectados, que cada vez son más numerosos
Tras un largo batallar por parte de afectados y médicos, el reconocimiento de la sensibilidad química múltiple (SQM) como enfermedad está a un paso. Y, sobre todo, la posibilidad de un mejor diagnóstico y tratamiento del hasta medio millón de afectados que pueden padecerla en algún grado en España, según algunos expertos. El Ministerio de Sanidad ha concluido el borrador de una estrategia y un protocolo ?elaborados por científicos y profesionales sanitarios? pioneros en Europa que lo harán posible, según explicó el secretario general, José Martínez Olmos. La iniciativa desterrará la incomprensión y el escepticismo de muchos médicos e incluso familiares que no conocen esta compleja enfermedad, crónica, incurable y en aumento, caracterizada por la pérdida progresiva de tolerancia a agentes químicos tan diversos y comunes como productos de limpieza, colonias, disolventes, ciertos alimentos, medicamentos y radiaciones electromagnéticas.
El borrador, cuya larga gestación se inició en abril del 2010, se enviará esta semana a las asociaciones de enfermos y a las comunidades autónomas para que realicen sus aportaciones. Luego será presentado en el Consejo Interterritorial de Salud, para su aprobación definitiva y su puesta en marcha. Aunque el reconocimiento a efectos laborales y para obtener la incapacidad permanente, uno de los caballos de batalla de los afectados, es una competencia que, según Olmos, no corresponde a Sanidad sino a otros departamentos ministeriales, y también debería pronunciarse la Unión Europea.

PROCESO LENTO / No obstante, la nueva estrategia sí servirá de apoyo a la campaña internacional que impulsan 13 asociaciones de afectados para que la SQM sea incluida en la CIE (Clasificación Internacional de Enfermedades) que elabora la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que se revisará en el 2012. En países como Alemania, Austria, Japón y Australia ya se ha reconocido la enfermedad. Los afectados esperan seguir reuniendo pruebas y ya han trasladado sus peticiones a la directora de Salud Pública de la OMS, la española María Neira. «El proceso avanza lentamente pero de forma segura», valoró David Cifré, coordinador de la Associació Catalana d?Afectats de Fibromiàlgia (ACAF).
Los médicos propuestos por las asociaciones de afectados y los expertos y asesores del Ministerio

Alérgicos al wi-fi: la generación de la enfermedad invisible

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Se llama electrosensiblidad y afecta, según estudios independientes, a una de cada mil personas. Enfermos y expertos alertan de que en pocos años la proliferación de nuevas tecnologías la convertirán en una de las grandes enfermedades del siglo XXI.

No es todavía, o al menos según establece la Organización Mundial de Salud, una enfermedad con carácter oficial. La ausencia de estudios impide conocer datos relativos al nivel de incidencia y los efectos sobre la salud de eso que algunos ya conocen y llaman «electrosensibilidad» y que, según estiman los expertos, va camino de convertirse en uno de los grandes males de la llamada «sociedad de la información».

Se sabe más bien poco sobre esta dolencia que aunque parece depender del desarrollo tecnológico lleva varios años sumando afectados. Conocida también por el sobrenombre de «alergia al wifi» -aunque su impacto sobre la salud no depende exclusivamente de redes inalámbricas-, lo que sí se sabe es que se trata de una enfermedad generada por la exposición continuada a campos electromagnéticos y que puede dar lugar a síntomas como la pérdida de la memoria a corto plazo, vómitos, dolores de cabeza, mareos o irritación, que se intensifican cuando el afectado permanece próximo a aparatos eléctricos. Estudios realizados por científicos independientes indican que, a día de hoy, la electrosensibilidad podría afectar a una de cada mil personas, y el Consejo Europeo ya ha advertido sobre los efectos nocivos de este tipo de ondas. [Resolución del Consejo Europeo]

Al margen de nombres que la definan lo cierto es que esta enfermedad invisible, en la que se siente el dolor pero no se ve qué lo provoca, ha comenzado a dar pequeños pasos en su lucha por el reconocimiento. Solo hace algunos meses que Minerva Palomar, electrosensible desde hace 15 años, consiguió que un juez le concediera la incapacidad permanente debido a este problema. Cierto es que hizo falta un extenuante paseíllo por abogados y tribunales para conseguirlo, pero también ha puesto la primera piedra en el camino de una incontable lista de afectados.

Resulta cuando menos curioso que un «alérgico al wifi» se vea obligado a recurrir a Internet como método para conocer las causas de su problema. La desesperación ante un trastorno cuyos síntomas se camuflan con los de enfermedades comunes han forzado a los afectados a tirar la toalla ante una cura que intuyen compleja y a centrarse en la búsqueda de sistemas de prevención. Hay, sin embargo, quienes comparan el mal causado por las radiaciones de aparatos como el router wifi o el teléfono inalámbrico con el generado por sustancias como el tabaco o el amianto. Y no les resulta un paralelismo alarmante.

La generación que viene

Ha empezado, en palabras de enfermos y expertos, la era de una «generación de electrosensibles». «En etapas anteriores no ha habido un contacto tan fuerte con las nuevas tecnologías como ahora. Los niños ya juegan con móviles y tienen wifi en el colegio», alerta José Miguel Rodríguez, director de la empresa de estudios geoambientales Geosanix.

En términos reales, la alergia al wifi es solo una pequeña porción de la tarta de ondas que generan malestar a personas electrosensibles. Yolanda Barbazán es una de las muchas afectadas por la enfermedad invisible que ha querido relatar a ABC cómo el wifi, entre el resto de radiaciones que rodean su vida, ha cambiado para siempre su rutina. «En la oficina me molesta mucho el router, pero no puedo hacer nada porque, según la empresa “es lo que tiene el progreso”.

«Cuando mis compañeros descargan datos me duele mucho la cabeza»Cuando mis compañeros descargan datos me duele mucho la cabeza», explica. Similar es el caso de María Jesús, a quien la radiación desprendida por aparatos eléctricos de cualquier clase le afecta de tal manera que no recuerda un día en que haya estado ajena al dolor: «Mi día a día tiene picos, lo paso mal a mediodía cuando los vecinos ponen la televisión para ver el telediario; también por la tarde, cuando la gente enciende los ordenadores y pone el wifi».

Los efectos de las ondas en quien padece electrosensibilidad se multiplican a medida que permanece expuesto a ellas. «Aunque te empiece afectando el wifi cuando llevas mucho tiempo recibiendo radiaciones te acabará afectando todo: el cableado eléctrico, el teléfono…Llegas a un estado en que tu cuerpo se vuelve extremadamente sensible y notas las ondas que desprende cualquier cosa que lleve un enchufe», cuenta Yolanda, que empezó a encontrarse mal por una antena instalada frente a su casa y ahora siente incluso el inalámbrico del vecino.

Sin medicamentos ni asistencia

Los síntomas generados por la electrosensibilidad son el primer capítulo de la lucha que los afectados libran cada día. Que la enfermedad no se haya reconocido aún por la OMS supone, entre otras consecuencias, la inexistencia de protocolos sanitarios al respecto y una «ignorancia médica» que les lleva a pasar meses e incluso años en un desesperado peregrinaje por consultas y hospitales.

Hay casos, como el de Yolanda, en que los médicos acaban asumiendo que «algo habrán influido esas ondas». En otros, los más comunes, los facultativos se limitan a prescribir paliativos que «no sirven para nada», y en los peores ejemplos se acaba por asociar la electrosensibilidad a un estado de depresión.

«Cuando te convences de que la medicina no resuelve nada, buscas otra solución»Esto se debe, para Alberto Cela, también electrosensible, a que las ondas reducen la producción de serotonina en el cerebro, un antidepresivo natural que si deja de generarse «genera tristeza, cansancio y depresión». Tras 12 años de enfermedad Alberto decidió investigar por su cuenta para reducir los síntomas empleando sus propios medios. No solo lo consiguió, sino que además de haber minimizado sus dolencias ha hecho de su enfermedad su medio de vida, dedicándose a mejorar la habitabilidad de viviendas e intentar liberarlas de radiaciones. «Cuando te convences de que la medicina convencional no sirve de nada buscas otras soluciones, como proteger tu casa con materiales especializados, modificar algunas costumbrees o desprenderte de varios aparatos». Él utiliza solo el teléfono fijo y casi no enciende el ordenador.
Joaquim Fernández Solá es el único médico que diagnostica la enfermedad en España. Lo hace en el Hospital Clínic de Barcelona, al que acuden pacientes cansados del tour por especialistas y de unos síntomas generados quién sabe por qué. «La tendencia en medicina cuando hay una nueva enfermedad es no aceptarla y pensar que es cosa del paciente, que se la ha inventado». Solá no ve «estrictamente» necesario que la OMS decida que la electrosensibilidad es una enfermedad para tratarla como tal: «Tendemos a pensar que es culpa de la OMS, pero la realidad es que ni los médicos, ni el Gobierno, ni muchísimo menos la Industria tienen interés en investigar este problema».

David contra Goliat

A día de hoy, enfermos y especialistas coinciden en que si en algo puede avanzarse es en la creación de mecanismos de prevención. A María Jesús, como a otros muchos, solo le ha quedado la opción de proteger su cuerpo como una tortuga, con un caparazón de malla metálica que bloquea «más o menos» los efectos de las ondas.

«Los enfermos están librando una guerra parcialmente perdida», considera Francisco Canals, director de la Agencia para la Picaresca en Internet. «Se lograrán cosas importantes como que la enfermedad sea reconocida, de ahí surgirán protocolos médicos y los pacientes optarán a bajas laborales y a un tratamiento más efectivo, pero nada más allá de eso. Es una guerra imposible en la que hay mucho miedo en diversos frentes».

La sentencia que ha otorgado la incapacidad laboral permanente a Minerva Palomar ha sido para muchos un clavo ardiendo al que agarrarse tras años de permanente lucha. Otros afectados, como Alberto, prefieren mantenerse escépticos ante el logro: «No es lo ideal alegrarse porque un juez te dé la razón en los tribunales, estamos pidiendo que un médico nos diagnostique, como a un enfermo cualquiera y nada más».

El ejemplo sueco

I. Zamora

Pacientes electrosensibles y expertos españoles ven en Suecia el paraíso en el que esta enfermedad dejaría de ser algo extraño. Se trata del primer país que ha reconocido la electrosensibilidad como enfermedad y en consecuencia como causa de baja laboral. No solo no ha hecho falta un pronunciamiento por parte de la OMS para conseguir el logro, sino que el Parlamento Europeo ya ha solicitado a todos los estados miembros seguir los pasos de Suecia y reconocer la electrosensibilidad del modo que merece.
La legislación sueca ha calificado la electrosensibilidad como motivo de discapacidad y ya se están dando los primeros pasos en países como Alemania o Inglaterra para minimizar los efectos de las ondas. «En Suecia hay tratamientos especializados para aquellos que padecen electrosensibilidad, hay protocolos específicos y normas que impiden la colocación de antenas allí donde puedan afectar a la salud pública», indica José Miguel Rodríguez, de Geosanix. Es el paraíso soñado para la generación de electrosensibles, el que esperan que algún día llegue a España.

La Federació d’associacions de FM i SFC de Catalunya, col·labora en un estudi grafològic de la UAB

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La direcció del Màster en Grafoanàlisi Europea i Diplomatures de Postgrau de Perit Cal·ligraf Judicial i Peritatge Grafopsicològic, de la Universitat Autònoma Barcelona (UAB) han demanat, a través de la Fundació FF, la nostra col·laboració per un estudi grafològic. La senyora Míriam Valldeperes i el senyor Josep Juan, que ja han acabat el Màster Europeu de grafopsicología i són professors de la UB i de la UAB, estan duent a terme un estudi de recerca sobre aspectes grafològics relacionats amb la fibromiàlgia, un treball d?interès en l?especialitat en Grafística, Grafopatologia i Grafologia Forense de la UAB.

Persones de diverses associacions que formen aquesta Federació, afectades per aquestes simptomatologies, han de contestar escrivint a mà algunes preguntes basades en les dificultats de l?activitat d?escriure (dolor, entumiment, esforç, rigidesa, pressió?) i els fan arribar, sempre que això és possible, mostres escripturals anteriors a la malaltia per poder fer una comparativa de com es degenera l?escriptura a mesura que la malaltia avança.

Nosaltres esperem que l?interès cap a aquestes malalties que demostren tant la senyora Valldeperes com el senyor Juan s?encomani en l?àmbit judicial i es tradueixi en una major comprensió de la nostra problemàtica, que bona falta ens fa.

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By ff2cat? 11 setembre 2011

Apunta?t al Flash Mob: Mou-te pel Voluntariat!

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La FCVS prepara el Flash Mob Mou-te pel Voluntariat per commemorar l’Any Europeu del Voluntariat en el marc de les Festes de la Mercè de Barcelona. Tothom qui vulgui hi podrà participar. Som molts, però podem ser molts més!

Ens trobareu també a la carpa número 13 de la Mostra d?Entitats, amb tota la informació sobre el voluntariat i amb la presència d?una vintena d?entitats federades de Barcelona.

?Flash Mob Mou-te pel Voluntariat:
?DIA: 25 de setembre
?HORA: 12h
?LLOC: Plaça Catalunya de Barcelona

Vídeo per assajar la coreografia a casa:http://www.youtube.com/watch?v=mLO7TRXr_8g
?Assajos presencials:
?Divendres 23 de setembre a les 16h
a l’FNAC Triangle de Barcelona

MÉS INFORMACIÓ:
http://voluntaris.cat/actualitat/prepara?t-pel-flash-mob-vine-assajar-la-coreografia

Un projecte de:
Forma part de:
En col·laboració amb:
xarxanet.org - Entitats i voluntaris per un món millor