Para prevenir el doloroso síndrome de fibromialgia, lo mejor es mantener el peso saludable y hacer actividad física, según un nuevo estudio en Noruega.
La investigación, realizada en mujeres, reveló que el sobrepeso o la obesidad están asociados con un aumento del riesgo de desarrollar fibromialgia, en especial en mujeres sedentarias.
Mantener un estilo de vida saludable previene enfermedades crónicas, como la cardiovascular y la hipertensión, indicó el doctor Paul J. Mork, que dirigió el estudio.
“Nuestros datos muestran que existe una relación similar con la aparición de la fibromialgia”, escribió Mork, del Human Movement Science Program de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, en Trondheim.
La fibromialgia, un síndrome debilitante que afecta del 2 al 4 por ciento de la población, genera dolor crónico en el cuello, los hombros, la espalda, la cadera, los brazos y las piernas. Otros síntomas que provoca son fatiga, depresión y problemas para dormir y pensar. Se desconoce su causa.
Si bien su relación con el sobrepeso y la obesidad fue demostrada en estudios “transversales”, el nuevo estudio es el primero “prospectivo” que documenta que ambos factores elevan de manera independiente el riesgo de desarrollar el síndrome.
Los resultados, publicados en Arthritis Care and Research, surgen de casi 16.000 mujeres sin fibromialgia controladas durante 11 años. En ese período, 380 desarrollaron la enfermedad.
Comparado con el peso normal, el sobrepeso y la obesidad aumentaron un 60 y un 70 por ciento el riesgo de desarrollar el síndrome durante el estudio, respectivamente.
Las mujeres que hacían ejercicio cuatro veces por semana o más tenían un 29 por ciento menos riesgo de desarrollarlo que las sedentarias. Y las que hacían dos o más horas de ejercicio por semana eran un 23 por ciento menos propensas a sufrir la enfermedad.
Al analizar los efectos combinados del ejercicio y el peso en el desarrollo de fibromialgia, el equipo identificó el doble de riesgo en las mujeres con sobrepeso u obesidad que eran sedentarias o hacían menos de una hora de ejercicio por semana.
No hubo una clara relación entre el ejercicio y el riesgo de desarrollar fibromialgia en las mujeres con peso normal.
El estudio identificó un efecto “débilmente protector” de la actividad física durante el tiempo de ocio en la aparición del síndrome. “No lo esperábamos; hay que investigarlo mejor”, admitió.
De todos modos, Mork señaló que el equipo no pudo diferenciar los efectos según los tipos de ejercicio “y algunos tipos podrían ser más protectores que otros”.
Según este y otros estudios, el equipo concluyó que mantener el peso saludable y hacer ejercicio es importante para reducir el riesgo de fibromialgia.
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