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“La creación de una enfermedad mental. Historia política del Síndrome de Fatiga Crónica”. Martin J. Walker Escritor e investigador.

En enero de 2002, el gobierno británico publicó
un informe del Grupo de Trabajo sobre Encefalomielitis
Miálgica (EM) y Síndrome de Fatiga
Crónica (SFC) del Chief Medical Officer
(Director General de Medicina, asesor y portazoz
del gobierno británico en temas médicos).
El informe, que había tardado cuatro años en
hacerse, representó otro asalto en el combate en
torno a la definición y la supuesta causa de estas
enfermedades.
El conflicto comenzó a principios de la
década de 1980. En un ángulo estaban principalmente
los enfermos, empeñados en que la
enfermedad que experimentaban tenía fundamentos
orgánicos cuya naturaleza a la larga
sólo podría ser revelada por la investigación.
En el otro ángulo estaba un grupo de médicos,
principalmente psiquiatras, que sostenían que el
SFC/EM está en la mente y, por esa razón, no
había necesidad de investigar las posibles causas
orgánicas. Los tratamientos más eficaces,
decían, eran los fármacos, la terapia de comportamiento
cognitivo, o de concienciación del
comportamiento (“Cognitive Behaviour Therapy”),
y el ejercicio graduado (“Graded Exercise”).
La guerra encarnizada entre estos dos grupos
se vio intensificada por dos factores. Mientras
que algunos médicos y psiquiatras sugerían que
la enfermedad se originaba en la mente, algunos
pacientes sostenían que su enfermedad muy
bien podía tener causas víricas o químicas. En
segundo lugar, debido a la falta de investigación
científica sobre su enfermedad, muchos pacientes
recurrieron a las terapias y terapeutas alternativos.
Estos dos factores hicieron que muchos pacientes se convirtieran en “indeseables” a los
ojos de la ortodoxia y de pacientes pasaron a ser
“el enemigo”.

Revista de Medicinas Complementarias. Medicina Holística. Nº 69.

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