Los pacientes tienen gran dificultad para lograr los informes médicos necesarios para obtener la invalidez
CARME ESCALES / BARCELONA
MIÉRCOLES, 11 DE MAYO DEL 2016 – 18:48 CEST
Las limitaciones físicas y psíquicas que va imponiendo el síndrome de fatiga crónica obligan a muchas personas que la padecen a tener que solicitar la incapacidad, en un principio temporal, pero como la remisión del síndrome casi no se da, acaba requiriendo una invalidez. Certificar la severidad y cronicidad de su afectación supone conseguir los informes que recoge el diagnóstico médico y presentarlos a un juez.
Pero “hay una gran carencia de atención sociosanitaria especializada en estas enfermedades, más allá de las unidades del Hospital Clínic y el Hospital del Vall d’Hebron, con lo que los pacientes tienen grandes dificultades para obtener esos informes, que terminan solicitando en consulta privada”, explica Miguel Arenas, abogado del Col·lectiu Ronda especializado en salud laboral.
“Hace un par de años, Salut empezó a revisar certificados de incapacitación, y a dar altas, en algún caso a un mes para cumplir los 18 meses, que es cuando se inicia el procedimiento para lograr la invalidez. De momento, todos los que hemos recurrido los hemos ganado”, apunta Arenas.
En mayo del 2008, y como resultado de una iniciativa legislativa popular, el Parlament de Catalunya aprobó una resolución que instaba al Govern a implantar un protocolo para las enfermedades de sensibilización central. Se crearon 16 unidades hospitalarias especializadas por todo el territorio, pero su funcionamiento ha sido “muy variable y desigual, por el difícil manejo de la propia enfermedad y la falta de criterios consensuados de evaluación del funcionamiento de las diferentes unidades”, según Salut. Las mismas fuentes admiten que “es necesaria una revisión y mejora de la atención a estos síndromes y el establecimiento de criterios de calidad de las unidades que se espera tener listo antes del 30 de junio”.