Se trata de una patología que afecta, en diferentes grados, a entre el 2 y el 4 por ciento de la población y que se caracteriza por provocar dolor de forma generalizada en todo el sistema musculoesquelético, así como sensación dolorosa a la presión en determinados puntos específicos.
Al principio el tratamiento de la fibromialgia se centraba en sus síntomas, en el dolor muscular y en las articulaciones, pero en los últimos años se ha descubierto que es un proceso complejo que requiere del concurso de diferentes especialistas.
“Los últimos estudios revelan una importante comorbilidad psiquiátrica en muchos de los pacientes con fibromialgia, hasta el punto de que el 64 por ciento han padecido o padecen depresión y el 80 por ciento sufren o han sufrido trastorno de ansiedad; son datos realmente muy reveladores”, ha comentado el psiquiatra del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, Eduardo Reguera.
Asimismo, prosigue el especialista, los estudios revelan que muchos de estos pacientes han sufrido eventos adversos en la infancia, así como trastornos emocionales, que tienen escasos recursos frente al dolor y una red social escasa. Asimismo, en muchos casos había importantes síntomas de estrés en el momento de la aparición de la fibromialgia.
“Sabemos que el estrés mantenido en el tiempo está en el origen de muchos casos de fibromialgia, pero también de otras patologías como fatiga crónica, depresiones atípicas o el llamado síndrome de ‘burn out'”, ha recalcado, para informar de que estos pacientes tienen alterado el sistema natural de inhibición del dolor y sufren de una amplificación del mismo, lo que conlleva también una alteración de las funciones cognitivas independientes del estado de ánimo, como la memoria o la atención, lo que a su vez se traduce en una dificultad para la toma de decisiones en la vida diaria.
NUEVAS TÉCNICAS DIAGNÓSTICAS
Ahora bien, gracias al uso de nuevas técnicas como la resonancia magnética funcional o la tomografía ‘SPECT’ se puede hacer un diagnóstico mucho más preciso en cada caso, lo que se traduce a su vez en tratamientos más individualizados y evita posibles errores.
“En el caso de comorbilidad psiquiátrica, es evidente que es necesario valorar la administración de fármacos como antidepresivos, que mejoran el sueño y reducen la sensación de dolor, pero también analgésicos o incluso opiáceos en determinados casos, y todo ello sin olvidar la psicoterapia, que supone también grandes beneficios”, ha señalado el experto.
Por otro lado, añade, existe un elemento que tiene también efectos “muy beneficiosos” a la hora de reducir los síntomas dolorosos de los pacientes con fibromialgia, el ejercicio físico. En este sentido, la jefa asociada del Servicio de Rehabilitación del HURJC, Eva Vaquerizo, ha recordado que el ejercicio no sólo es beneficioso a la hora de reducir el dolor, sino también de mejorar la calidad del sueño, otro de los importantes problemas que tienen que afrontar estos pacientes.
Además, no es necesario realizar deportes intensos para conseguir resultados sino que el ejercicio aeróbico de bajo impacto, como caminar rápido, montar en bicicleta o realizar ejercicios en el agua son las actividades que han demostrado mejores resultados. “En cualquier caso estos pacientes deben concienciarse de que deben realizar al menos 30 minutos de ejercicio aeróbico tres veces por semana, y mantener este esquema con regularidad a lo largo del tiempo”, ha zanjado Vaquerizo.