La directora tarraconense se adentra en la película Sonata para violonchelo en las dificultades de la enfermedad, con la música como hilo conductor.
Julia, una mujer atractiva, elegante y culta, está dispuesta a disfrutar de la vida a su manera, entregada en cuerpo y alma a la música. Reconocida violonchelista de trayectoria internacional, un hecho inesperado le obligará a replantear su vida a largo plazo. Tras años de esporádicos dolores en diferentes partes del cuerpo, Julia recibe definitivamente un diagnóstico: fibromialgia.
En Sonata para violonchelo, la directora tarraconense Anna Maria Bofarull, pisa un terreno que conoce muy bien. Su madre padece fibromialgia desde hace años y es a raíz de esta implicación personal que decidió que tenía que hablar -y hacer que se hable- a través del cine. Gracias a este ánimo de difusión de la enfermedad, la película ha recibido el apoyo de diversas asociaciones y entidades, públicas y privadas, que están relacionadas. Para la financiación de la película se ha optado, además de los medios tradicionales, por micromecenazgo.
El largometraje protagonizado por Montse Germán, Juanjo Puigcorbé, Jan Cornet y Anna Salas se rodó principalmente en las comarcas de Tarragona y también en Lleida Barcelona, en los Pirineos y Berlín. Su estreno en el Festival de Málaga, ha supuesto el lanzamiento para Sonata para violonchelo, que iniciará ahora un recorrido por varios festivales hasta llegar a estrenarse en salas comerciales.
¿Como surge el proyecto Sonata para violonchelo?
La idea surge hace mucho tiempo, mi madre padece fibromialgia y me interesaba reflejar esta enfermedad en la gran pantalla. Asimismo, quise confrontarlo con el proceso de creación, de modo que el cambio de vida que supone padecer dolor crónico no le obligue sólo a cambiar de trabajo, sino que signifique renunciar a lo único importante en la vida de una artista, en este caso una violonchelista, una de las más importantes a nivel internacional. Para Julia, la protagonista, el dolor se convierte en un limitación que la lleva a luchar contra su propio cuerpo para seguir tocando.
A pesar de las cifras de personas diagnosticadas en todo el mundo, alrededor de un 4%, no existe aún una película que hable de la fibromialgia …
Es cierto. Una vez tuve el guión escrito y empecé a mirar como levantar la financiación del proyecto, investigué y me sorprendió mucho que nunca nadie hubiera llevado un caso así en el cine, a pesar del gran número de afectados que hay en todas partes. Más razón para apostar por el proyecto, pensé.
¿Por qué es una gran desconocida la fibromialgia?
En los últimos años la gente empieza a estar acostumbrada a oír este nombre, “fibromialgia”, y aunque muchos ya empiezan a vincularla al dolor crónico, son pocos los que realmente entienden cómo vive alguien con fibromialgia. De hecho, los enfermos se quejan de que incluso sus amigos y familiares no los entienden, creen que a menudo hacen “cuento” o que no tienen ganas de hacer cosas, no son activos. Y esto es muy injusto.
Sonata para violonchelo parte de un contexto de ficción para difundir a través del cine la compleja realidad que rodea la fibromialgia. ¿Qué descubriremos de la enfermedad?
La película se centra en la historia de Julia, una violonchelista de reconocida trayectoria, al que diagnostican fibromialgia, tras sufrir dolor durante tiempo. Y lo que el espectador descubrirá no es tanto las razones médicas de la enfermedad, sino la forma en que alguien puede vivir el dolor, enfrentarse, como el dolor condiciona muchos aspectos de la vida. Se trata de un caso concreto, pero hasta ahora el trailer de la película ha recibido muy buena acogida por parte de los afectados (mayoritariamente mujeres), se ven reflejadas y eso para mí es muy importante.
No es la primera vez que abordas una problemática social. En Hammada, por ejemplo, nos llevas hasta África para mostrarnos cómo vive actualmente la población saharaui refugiada en Argelia. ¿Qué te gusta del cine social?
Para mí, escribir, dirigir y producir una película significa dedicar muchos años de mi vida a un proyecto, implicarme de manera obsesiva, ya que el tema y los personajes te absorben. Es por eso que siempre he necesitado sentirme de alguna manera útil a la sociedad donde vivo, he sentido la necesidad de que mi trabajo tenga algún sentido más allá de la pura diversión cinematográfica, y supongo que por eso siempre he estado cercana a temas sociales relevantes.
Internet y las redes sociales se han convertido en las grandes aliadas del proyecto. ¿De qué manera han contribuido a sacar adelante la película?
Cuando decidimos sacar definitivamente adelante el proyecto, hace 4 años, decidimos hacerlo públicamente, compartir con todos los afectados de fibromialgia el proceso y las dificultades de financiar esta película, abriendo también una campaña de micromecenazgo. Lo más interesante de este proceso ha sido poder recibir el feedback de mucha gente de todo el mundo durante todo este tiempo, animándonos en el duro camino de levantar una película y que en algún momento han sido la razón para seguir insistiendo y no tirar la toalla. Incluso ahora, cada semana contactan con nosotros preguntando cuándo podrán ver la película en sus países.
¿Qué ha representado que Málaga y su prestigioso festival haya acogido el estreno de la película?
El hecho de estrenar en Málaga ha sido una especie de premio al largo proceso de producción que ha tenido esta película, un reconocimiento al trabajo realizado. Asimismo, Málaga es un escaparate fundamental dentro del panorama cinematográfico de nuestro país, que genera mucho eco mediático y puede ayudar a la película a abrirse camino hasta las salas de cine.
José Luis Montesinos, Jesús Monlleó y Anna Maria Bofarull. ¿Qué tiene el Camp de Tarragona que salgan tantos buenos directores?
No sé cuál es el secreto, tal vez el clima! La frase más repetida durante el rodaje deSonata para violonchelo fue “Tarragona Tropical” … Y es que en pleno febrero tuvimos unos días de solecito y buena temperatura que los miembros del equipo que venían de fuera de Tarragona no se podían terminar de creer!