Fecha de publicación: Viernes, 14 de Mayo de 2010
Dr. Bartolomé Beltrán, director de Prevención y Servicios Médicos del Grupo Antena3
Estaba leyendo el proyecto Nanofarma y no salía de mi asombro. Porque generar 90 patentes, 6 moléculas en desarrollo clínico y 13 publicaciones en cuatro años me parece que es un hecho que invita a reflexionar. Estaba tan a gusto, tan contento pensando en los datos que me dan los banqueros amigos, esos que insisten en la extraordinaria sostenibilidad de las áreas nutritivas y farmacéuticas para aguantar las crisis. De repente llegó a mis manos la revolución que generó el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con su presencia en el Congreso de los Diputados.
Era un día de dolor. De muchísimo dolor. Vivíamos la jornada de Fibromialgia y Fatiga Crónica y me tocó pasarla en un ayuntamiento socialista, concretamente el de la localidad madrileña de Fuenlabrada, en el Curso de las III Jornadas de Fibromialgia organizado por A.Fibro-Sur y Afifuen. Manuel Robles, el alcalde fuenlabreño, me daba palmadas en la espalda pensando que estaría triste por el notable sufrimiento de quienes padecen esa patología de la que no sabemos la causa exacta ni el tratamiento preciso. No era exactamente así, pero mi trastorno era como una moneda con dos caras, la de la patética realidad de los afectados por la patología del día y las duras medidas de recorte en toda España y especialmente contra la industria farmacéutica.
Me leí el discurso de Rodríguez Zapatero, y cuando el texto indicaba reducir los gastos en farmacia mediante una revisión del precio de los medicamentos excluidos del Sistema de Precios de Referencia, casi me da un síncope. Se me pasó de momento y escuché atento las ponencias. La de Ángel Pontones, que lo sabe todo sobre recursos socio-económicos a disposición de las personas con certificado de discapacidad, y lo que contó José López Sanz, de la oficina del Defensor del Paciente.
Camino de casa para ver el partido, triunfal por cierto, del Atlético de Madrid en Hamburgo contra el londinense Fulham, comprobé que el proyecto Nanofarma está formado por PharmaMar (del Grupo Zeltia), Laboratorios Rovi, Faes Farma, Noscira y Sylentis (también del Grupo Zeltia), Lipotec y Dendrico. Se han invertido más de 33 millones de euros durante sus cuatro años de duración. Se ha trabajado con más de 100 compuestos activos entre antitumorales, antiosteoporóticos, anticoagulantes y distintas moléculas destinadas a enfermedades neuronales, oculares e infecciosas.
Sin embargo, mucho me temo que desde los banqueros amigos que creen que la farmacia y la nutrición son un buen nicho para invertir, hasta los prebostes del sector que devolvían al Estado por la vía de la investigación y el desarrollo los beneficios, ahora se va a acabar lo que se daba. En este sentido, yo no sé si ganar menos es injusto, pero, eso sí, que se pierdan 20.000 empleos de manera directa o indirecta es un fiasco.
Porque las medidas de reducción del gasto farmacéutico anunciadas por el Gobierno de Rodríguez Zapatero le podrán suponer un ahorro de 3.300 millones de euros, pero, sin embargo, la estocada puede ser mortal. Seguro.