1
Llego a Túnez. Viajo hacia Tabarka por una carretera del norte. El sol va cayendo. Quedo fascinado por un paisaje de bosques de alcornoques y de casas blancas. Me resulta conocido por mediterráneo. La vida se alarga sin solución de continuidad a lo largo de toda la carretera. Por todas partes hay pequeñas poblaciones, los duares. Hay pequeños puntos de venta de miel, de fruta o de artesanía en madera. Hay cafés o minúsculas tiendas donde se puede encontrar de todo (épiceries) y que parecen no cerrar nunca. Va cayendo la noche pero la vida no desaparece en un país inquietantemente tranquilo.
2
Mi amigo Lotfi me lleva a su locutorio en Bizerta. Chequeo mi correo electrónico y busco en internet alguna información sin éxito. La página web de vídeos youtube o la de la organización de derechos humanos Amnistía Internacional no se abren. Mi amigo se ríe cuando le pregunto si hay algún problema con la red. En voz baja, para no ser oído por los clientes, comenta: “¿sabes lo que es internet es este país? Es el ojo del Estado. Aún quedan inocentes que se creen que internet es la libertad informativa.”
De hecho me sorprendió que Lotfi, izquierdista y crítico con su país, no conociera el durísimo informe de Amnistía Internacional sobre la represión en las cárceles de Túnez. Ahora me doy cuenta que es imposible encontrarlo o descargarlo porque internet, en Túnez, está intervenido por el estado.
En la pared del local hay colgada una foto del presidente tunecino Ben Alí, la misma que hay en cualquier rincón del país, hasta en los pequeños puestos callejeros de frutos secos. Creo que esta foto no está aquí por las simpatías de mi amigo con el presidente…
3
Hizaoui es un joven que vive en un duar de la zona montañosa de Aïn Draham, al noroeste, en una de las regiones más deprimidas del país. Trabaja en lo que puede para sobrevivir, en la construcción o en la agricultura. Es curioso y me pregunta muchas cosas sobre mi país que parece conocer un poco.
Me sorprende cuando me pregunta: ¿vous aimez le théâtre? (¿te gusta el teatro?). Él ve mucho teatro e incluso conoce algo de autores europeos como Molière. Hizaoui nunca se ha movido de su casa excepto para ir a Tabarka, a unos 30 km. Solamente una vez en su vida fue a Túnez como trabajador temporal en la construcción, y compartió piso con 10 chicos más en un barrio periférico. En su casa no tiene electricidad y él es un espectador compulsivo de teatro y música a través del televisor que funciona con batería. Hizaoui es poético y extremadamente sensible. Posiblemente sea un intelectual que ha nacido en un entorno equivocado.
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Jamila y Monia trabajan en Jendouba en proyectos de desarrollo rural. Jamila es una educadora social de mujeres originaria de Ain Draham. Monia es una agroeconomista originaria de un barrio marginal de Túnez (Cité Helal). Superan los 30 años, una edad en la que en Túnez, socialmente, ya deberían estar casadas.
Discutimos sobre amor y sobre sexo. Jamila es radical defendiendo su autonomía personal. Critica y huye descaradamente de la cultura patriarcal. Un posicionamiento que según comenta le ha distanciado de todas sus relaciones sentimentales. Sus parejas comenzaron aparentando progresismo y acabaron exigiendo control sobre su vida. “Estoy segura de lo que quiero pero veo que no cedo nunca en determinadas cosas, así que nunca encontraré el hombre de mi vida. Aunque tampoco estoy segura que quiera encontrarlo.” Jamila ríe cuando habla de sexo, de una manera totalmente abierta: “Imagínate, yo dando clases de sexualidad a los grupos de mujeres rurales y soy virgen. Pero… ¡he leído mucho sobre el tema!”
Monia también acepta que difícilmente va a encontrar el “hombre de su vida”. Ni loca se casaría sin amor. Pero para ella su prioridad es el desarrollo profesional y el apoyo a su familia absolutamente desestructurada, que necesita completamente de su apoyo pero que a la vez la presiona para que se case.
5
Cualquier visita oficial o acto social en Túnez, por mínimos que sean, pasar por el rito de visitar al delegado del partido único: el Rassemblement Constitutionnel Démocratique. Es un rito absurdo de saludos cordiales y estereotipados cuyo único sentido es marcar terreno y demostrar que todo en la vida tunecina todo debe pasar por el partido.
Túnez es un país de tranquilidad inquietante, espantosa. Túnez se sume en un silencio asfixiante.
Habib Bourguiba, el líder de la descolonización, se inspiró en la República Francesa como base del estado moderno de Túnez. Pero a sus indudables logros sociales en educación, salud o derechos de las mujeres (incomparables a la mayor parte de los nuevos estados árabes), se le suma la represión política. Ésta ha sido continuada por Zidi Abdine Ben Alí, que en 1988 destituyó a Bourguiba cuando el país estaba sumido en un caos político. Con la excusa de democratizarlo, dio un “golpe de estado médico” ya que su argumento era la incapacidad mental de Bourguiba para gobernar. Túnez se convirtió aún más en un férreo estado del silencio.
Actualmente no hay críticas abiertas, sólo en grupos pequeños de confianza, porque la policía secreta está por todas partes y se cuenta a miles (aunque no hay cifras oficiales se habla de entre 80.000 y 130.000 policías en una población de unos 10.000.000 de personas). El colaboracionismo es la única manera de no quedar excluido del sistema. Todo es una pirámide social de delegados de los delegados del partido. Todo. Desde las estructuras del poder hasta las ONG (dirigidas por miembros del partido) o los medios de comunicación. Quien quiera formar parte de algún sector de la sociedad debe formar parte del partido, o al menos callarse, no expresar su voz propia.
Este silencio convierte a Túnez en un país espeso, impenetrable…
6
Cuando Túnez se formó como estado moderno después de la descolonización en los años 50, Habib Bourguiba dictó un Código de Familia con toda una serie de leyes progresistas inspiradas en la República Francesa. Túnez era el único estado árabe que contemplaba el divorcio, la mayoría de edad para casarse, la repartición igual de bienes, etc. Además, se crearon medidas prácticas para que se aplicaran estas leyes, así como asociaciones, ministerios, etc. Pero Túnez como Estado siempre tiene dos caras. Los derechos de las mujeres son la cara amable de un régimen dictatorial y una coartada del poder que, creando un “feminismo de Estado”, lo integra en la estructura y neutraliza su capacidad transformadora.
En la práctica, se produce un salto entre la mentalidad de mujeres y hombres. Muchas mujeres tienen una mentalidad mucho menos conservadora y además aprovechan el progresismo político para su ascenso social. Mientras que muchos hombres ven el conservadurismo como una manera de preservar su estatus.
Les comento a Jamila y a Monia si están de acuerdo en que ellas son el ejemplo de una “soltería forzada” en una sociedad en la que las mujeres han avanzado mucho más en mentalidad que los hombres. Ellas difícilmente encuentran en su país el tipo de hombre que se adecúe a sus aspiraciones. Monia, que no le gusta ser analizada, no parece estar muy de acuerdo. Jamila dice que sí rotundamente.
7
Acudo a un taller de participación democrática con un grupo de jóvenes tunecinos de Sers y estamos en plenos juegos preparativos. Nos dividimos en tres grupos y tres personas de la organización hacen de líderes de cada uno de los grupos, comportándose cada uno de forma diferente. El primero da instrucciones y no deja participar al grupo, es un líder dictatorial. El segundo resuelve los problemas por consenso, es un líder democrático. El tercero deja opinar y discutir, pero decide lo que le da la gana, es un líder autoritario. Al discutir sobre cuál de los tres líderes es democrático no hay consenso, pero casi todos dicen que es el tercero. Según la mayoría de ellos, la democracia se basa en poder votar, aunque finalmente decida el líder. Cuando el líder decide por consenso lo consideran un líder totalmente débil.
8
Dhaouia de Gafsa es una chica inteligentísima, con una personalidad muy fuerte. Cuando la visito me comenta que va a casarse. La felicito con una sonrisa efusiva. Reacciona secamente. No parece muy feliz. Hay confianza y le pregunto si en realidad no es muy feliz…
“es muy buena persona. amarle no lo amo. pero quizás con el tiempo lo amaré. pero si quiero quedarme a vivir en esta región tan rural no puedo aspirar a mucho, no puedo quedarme sin casarme hasta los 30 años. en el fondo he tenido suerte, es una buena persona y con los años seguro que acabaré amándole”
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Carta de Ghalia desde Lajred, un pueblo remoto de Kasserine.
“Amigo mío, no sabes lo feliz que me hace haber recibido tu carta en mi pequeño y lejano pueblo. Me da una inmensa alegría saber que quieres visitarnos a mí y a mi familia. Pero quiero hacerte una pregunta: ¿aceptarás vivir unos días de pobreza en una casa que no tiene nada? ¿Vivirás en un pueblo que no tiene ninguna de las cosas que son obligatorias en el paraíso de tu vida cotidiana? No hay ni radio, ni casete, ni televisión… ¿Quieres compartir nuestra vida trágica? Si vienes vas a llenar de alegría nuestra vida negra.”
“aunque mi entorno es bonito, no puedo negarlo, mi corazón está roto ya que me siento lejos de mi familia, de mi padre, de mi madre, de mis hermanos y hermanas. no he encontrado quien comprenda mis ideas y mis sentimientos. me siento perdida aunque tenga muchos sueños. vivo con un gran sentimiento de soledad pero sé que es mi destino. no he podido desarrollar mis estudios ni he encontrado un trabajo para ayudar a mi familia y para afirmar mi existencia. yo quiero vivir como una mujer que tenga su propia personalidad, quiero tener mi libertad para afirmar mi existencia.”
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Mongi es de Gabés y está a punto de casarse. Es un poquitín chulo y decido hacerle preguntas directas sobre sexualidad. Mongi me cuenta que nunca ha hecho el amor con su novia sino que lo hace con prostitutas, y que su récord son 10 polvos en una hora. También me comenta que el sexo oral es lo que más le gusta, pero cuándo le pregunto si le gusta hacerlo o recibirlo exclama: “¡No, no se te ocurra hacérselo a una mujer, que sus flujos son venenosos!”
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En el paseo central de Tabarka observo una estatua de Bourguiba con un perro a sus pies. Es la única estatua del antiguo presidente que escapó a la quema que hizo Ben Alí en 1988, al llegar al poder. Las demás, fueron sustituidas por relojes.
Cuando murió Bourguiba, el estado tunecino no organizó ningún homenaje, ni siquiera en su ciudad natal, Monastir, donde las manifestaciones espontáneas fueron reprimidas. Esto indignó profundamente a la población ya que en el fondo Bourguiba es el “padre de la patria”, el que simboliza la lucha por la independencia de Túnez. Y Ben Alí ha sido un continuista que además ha empeorado los tics autoritaristas de su antecesor…
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Monia, la amiga de Jamila, ha trabajado en ONG’s y actualmente está en el Ministerio de Agricultura. Su hermana menor estaba estudiando una carrera de ciencias, otra hermana había montado un pequeño negocio de téxtil que le estaba funcionando bien y la hermana mayor también trabajaba en Roma casada con un italiano.
Con su dinero Monia está pagando la construcción de la casa de su familia, que está en la zona más marginal de la capital, Cité Helal. Cuando la visité, el taxista no se atrevía a entrar en el barrio. Su hermano Rachid me dio una vuelta y todos sus amigos le insistían que les comprara droga. Él me contó que traficaba incluso con la policía. Sus otros dos hermanos vivían en Italia, pero Monia no sabía definirme en qué trabajaban exactamente, aunque no parecía que tuvieran una vida de lujo.
La gran diferencia entre la situación de las mujeres y los hombres en la familia de Monia es algo común en las familias de Túnez.
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Historia contada Rafika de Sers, de 70 años
“Mi marido era mi primo. Me casé a los 15 años. Después de casarnos tuve que cubrirme de pies a cabeza, con excepción de los ojos. Él me encerraba en casa y si intentaba salir me pegaba con un bastón. La gente miraba desde fuera por curiosidad pero él me tapaba para que nadie me viera. Se decía que Bourguiba había dado libertad a las mujeres, pero para nosotras eso eran sólo palabras.”
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Conversación con Mohammed, de la ciudad de Túnez, hijo de una de las mujeres militantes del partido RCD trabajadora del Ministerio de la Mujer.
“La prensa francesa está utilizando el tema del encarcelamiento de periodistas tunecinos críticos con nuestro gobierno para desacreditarnos como país. Pero Francia no es nadie para meterse en cómo queremos llevar nuestro destino y en cómo queremos conducir nuestra democracia. Francia es, en el fondo, una dictadura que viene de fuera para imponernos una forma de gobierno. Hay que ser tunecino y no francés para saber cómo nos sentimos y qué queremos en Túnez. Nuestra democracia no es perfecta, es cierto. Pero no ha llegado la hora de abrir el país a una democracia ya que si las elecciones fuesen completamente libres ganarían los islamistas. Y serían mucho más represivos y sanguinarios que nuestro presidente. Cada pueblo sabe cuando está preparado para la democracia y nuestro momento aún no ha llegado. Esto quizás ocurre en un país occidental como el tuyo donde la gente está instruida, pero no en el nuestro. Hay que darle a Ben Ali un margen de confianza y no venirle con imposiciones desde Europa.”
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Carta de Hizaoiu
“Querido amigo, lejos de ti desde esta región rural te escribo con mi corazón lleno de alegría, te escribo muy feliz por tener noticias tuyas. Tu visita a mi región donde nos conocimos me llenó de felicidad, pero tu retorno a España me dejó un gran vacío. “
“Amigo, quiero visitar España y quiero encontrar un trabajo ya que en mi país no tengo. Quiero saber cómo puedo venir contigo. ¿Puedes ayudarme? Espero que me escribas para explicarme cómo puedo llegar a España, cómo puedo encontrar trabajo y cómo puedo encontrarte a ti.”
16
Carta de Monia:
“Mi hermano Rachid ha sido expulsado del instituto por su mal comportamiento. Mi padre dice que no quiere hacerse cargo de este delincuente que nunca obedece sus órdenes. He presentado una carta al Ministerio de Educación diciéndoles que ellos serán los responsables si mi hermano cae en la delincuencia. Pero aunque finalmente lo han readmitido en el instituto, ahora es mi hermano el no tiene ningún tipo de interés. Además he descubierto que posee droga y que la vende a la policía, o sea, a los propios funcionarios del Ministerio del Interior. He intentado comportarme con calma y me he ofrecido a comprarle la droga. He pensado en denunciar a mi hermano a la policía pero es una tontería, ya que es el mismo circuito que le compra la droga. He pensado también en mandarlo a trabajar lejos de esta ciudad, a Sidi Bou Said, donde tenemos un trozo de tierra para cultivar. La última solución que he pensado es matarlo. “
17.
Carta y poema de Ghalia, mujer rural de Túnez de la zona de Lajred (Kasserine)
“Amigo mío, he dejado mi familia y mis amigos de Lajred. Desde hace una semana trabajo en una gran fábrica de Monastir. Trabajo en otro mundo, en un mundo más vivo que el mío. El mundo de la mujer trabajadora. Estoy agotada ya desde el primer día, pero estoy ante la gran experiencia de la vida. Voy a intentar ser la misma “Fuerza”, voy a trabajar sean cuales sean las condiciones. Triunfaré, probaré la vida, saborearé mi existencia…”
No olvides el sentido de mis palabras
No olvides mi historia
No olvides mi sufrimiento
No olvides que tengo el corazón roto
Tengo tristeza de amor
Y a pesar de todo
Me siento obligada a cantar la vida
Sé que sabes que en el fondo el amor es loco
Sé que eres el molino de mi corazón
Ahora me siento como un pequeño pájaro que ha caído de su nido
Si. Me he perdido
Pero es mi destino
Solo el destino quiere que me escuches
Pero con un gran silencio
Sólo el destino me pide que sonría
Mayo 2009