Esas voces que atormentan

Cada día lucho con una voz que se entromete en mi cabeza y me habla constantemente. Seguro que no soy la única que se encuentra en esa encrucijada de tener que apartar de su mente insultos, críticas y malas palabras.

En mi caso he aprendido poco a poco a no hacerles caso y a dejar que no me condicionen mi vida o mis acciones, pero hace un tiempo no era así. Esa voz formaba parte de mi personalidad y era aquello que provocaba cualquier acción o movimiento. Si no existía perfección no me atrevía ni a intentarlo. Y la presión es muy fuerte así…

El trastorno alimentario se desarrolló muy fácilmente por culpa de ese bicho que se inmiscuía en mi mente y me hacía sentir vulnerable, débil, poco bella y con una tara que debía modificar. Recuerdo aquellos tiempos y realmente físicamente estaba muy delgada y me sentía contentísima de tener ése cuerpo esbelto que todas las revistas alababan. Pero en realidad estaba muy podrida por dentro, mi esencia estaba totalmente escondida y me entregaba a cualquier tendencia que me hiciera externamente más bella aún. Dietas, horas interminables de gimnasio, tratamientos anticelulíticos, pastillas… El bicho tomó fuerza y era tan grande que ocupaba todo mi ser. Pero había algo dentro de mí que intentaba llamar la atención de tal manera que hizo que esa restricción tan excesiva y esa obsesión por cumplir unos cánones llevaran al descontrol hacia una bulimia de libro… Una vez me salía de lo que por dieta tenia que comer aparecía el bicho diciéndome adónde iría directo esos cereales de chocolate.

¿Cómo conseguir apartar esas voces internas que suelen alimentar inseguridades, traumas y miedos? En mi caso inicialmente cuando aparecían intentaba tapar esos ruidos haciendo cosas que me gustaran e hicieran bajar ese ruido. Me ponía a pintar acuarela, a escuchar música, a bailar… Cualquier actividad que hiciera que esa voz maligna no me convenciera de aquello que me quería traspasar. Otra opción muy útil en esos momentos era hablar con alguien de confianza y explicarle que me estaba pasando en ese momento. Confiar de aquella gente que te quiere para poder superar esos momentos de debilidad es algo muy importante.

¿Y que pasa cuando vas engordando? Pues lo mismo, a acallar voces. Después de episodios de super dietas y muchísimo gimnasio lo inevitable era engordarme, pero si no pasaba por eso, estaría continuamente como un yoyó, subiendo y bajando de peso. Acepté el proceso y decidí que mi belleza única no lo definía una talla de pantalón, yo era mucho más que eso.

Sé que estas simples palabras pueden resultar muy difíciles para las que os encontráis en este proceso, pero de verdad os digo que es posible y yo soy un claro ejemplo de ello. Confianza en ti misma y aceptación del momento en que estáis viviendo, sin querer huir de él o intentar taparlo con estímulos externos.

Tú eres única y lo sabes.

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