En los últimos días me han contado una historia de amor basada en la confianza y el respeto. Por una misma y por el otro. Y es que creo que en la vida, por encima del amor, todo está basado en el respeto y en la confianza. O al menos eso me enseño mi padre. Y puso mucho empeño en que esta fuera una lección básica para caminar por la vida.
Esta historia de amor es una historia de segundas oportunidades. Dos personas que se amaron un día y que, después de hacerse mucho daño, después de separarse un tiempo, después de centrarse en ellos mismos y solo en ellos, se reencontraron de nuevo y volvieron a confiar. En sí mismos, en el otro y en que podían amarse de nuevo. Con respeto. Con confianza. Y con amor.
Yo, que soy una romántica, siempre creí en las segundas oportunidades. Porque no quisiera quedarme nunca con la duda de qué hubiera pasado si no lo hubiera intentado de nuevo. Y es que mi experiencia en mi historia de amor más tormentosa, la de mí misma y mi delgadísimo cuerpo adolescente y enfermo, también tuvo una nueva oportunidad. No, una no, muchas.
Creo firmemente que el respeto por una misma, la confianza de que puedes lograr lo que quieras y enamorarte de quien eres, es la historia de amor más bonita que puedes vivir en tu vida. También la más difícil, la más frágil, pero la más esperanzadora. Porque está llena de segundas oportunidades. Oportunidades para crecer mientras te levantas de una nueva caída.
¿Y sí ahora mismo pudieras darte una nueva oportunidad a ti misma? Sé muy bien que no es fácil tomar esta decisión, pero quizá, si miras a tu alrededor, puedas encontrar la ayuda necesaria para volver a confiar en ti. En que puedes hacerlo. Puedes lograr una forma de vivir libre, sin que tu mente y tu cuerpo sigan encadenados a un trastorno que tanto daño te está haciendo.
En mi caso, allá por los noventa, la ayuda la tenía en casa. Mi familia, pero especialmente mi madre. Ella me agarró de la mano en cada caída para que me volviera a levantar. Y también me puso contra las cuerdas para que reaccionara. Me obligó a ponerme en manos de una terapeuta a la que tengo que agradecer que hoy esté aquí, viviendo una segunda oportunidad.
Hoy, después de tantos años y tantos casos como el mío, hay muchas más manos que están dispuestas y deseando ayudarte y sostenerte. Las tienes aquí, a tu lado y de tu parte. Están al alcance de tu voluntad de ser libre. Pero tendrás que aceptar que la necesitas. Tendrás que asumir tu papel en el proceso. Tendrás que confiar en esas manos que te quieren. Tendrás que redescubrirte.
Y tendrás que pasar por momentos difíciles. Pero, ¿no crees que lo más difícil es lo que estás viviendo ahora? Solo piénsalo. Y nos lo cuentas.
Tienes otra oportunidad de vivir. De respetarte, de confiar y de amarte. Porque tu otra oportunidad eres tú misma. ¿Vas a quedarte con la duda?
Ainara