El mito de la recuperación de un Trastorno de la Conducta Alimentaria

En un Trastorno de la Conducta Alimentaria siempre nos rodea la duda de la total recuperación. En este post repondemos a algunas preguntas:

¿Existe realmente una recuperación como tal?

En mi caso, aún llevando años “recuperada” de la bulimia, creo que siempre hay una voz (el bicho) que navega en mi interior. Depende de la época y de mi nivel de exposición con los demás está más o menos presente. Pienso que es mi debilidad y mi talón de Aquiles.

Por ello, creo que es más adecuado referirnos a una RECONCILIACIÓN con una misma, con tu propio ser y tu esencia más que una RECUPERACIÓN del trastorno.

¿RECONCILIACIÓN con qué?

  • Tu cuerpo
  • La imagen que desprendes
  • Tus gustos
  • Tus ideas
  • Con lo que eres realmente sin pasar el filtro de la aprobación de los demás

Y también pasa por darse el permiso a ser imperfecta para la sociedad en la que vivimos y perfecta para ti misma, con tus luces y tus sombras.

Recuerdo que cuando estaba muy influenciada por el bicho y pasaba muchas horas dándole coba; el momento para permitirme hacer lo que me daba la gana era impensable. No me permitía…

  • Disfrutar del sexo sin pensar en aquella molleja que me salía,
  • Bailar libremente sin obsesionarme en cómo me botaban las carnes,
  • Hacer las cosas mal o regular,
  • Hacer el ridículo o mostrarme imperfecta desde la broma
  • Gritar
  • (…)

¿Qué no te permites? Cuando hablo de permitirte hablo de eso, de soltar el control, de escuchar más allá de la cabeza, de no escuchar la historia que nos montamos para no permitirnos ser como realmente queremos ser.

¿Y qué hacer cuando aparece el BICHO del TCA?

Esa mujer reconciliada se encontrará en ocasiones con el bicho y se peleará con él para que no ocupe lugar. Y en esa pelea deberás recordarte que EL BICHO TAMBIÉN ERES TÚ. Dale un lugar para que hable por qué dice cosas importantes que hay que atender. Ese bicho te recuerda tu parte débil, esa niña que se tragó muchas palabras durante mucho tiempo por ser la hija perfecta, la amiga perfecta, la estudiante perfecta, TÚ PERFECTA.

Por ello, si la recuperación pasa por ser Gandhi y olvidar totalmente todo el sufrimiento que has pasado con tu TCA, olvídate de ello. No te exijas ser de nuevo esa perfección irreal. Permitirte ser tú misma y pasa por admitir que el bicho sigue ahí y que esa pequeña obsesión también eres tú. Forma parte de ti.

Démosle espacio al trastorno para que se manifieste pero escuchándolo desde el amor, desde la comprensión, desde la atención hacia la otra cara. A menudo es complicado iniciar este camino sola, por eso es imprescindible la compañía de una profesional especializada en TCA que te guíe durante todo este proceso.

Tenemos la suerte de tener una alarma, un sensor que te avisa que hay algo que no funciona. Si acallamos ese sensor y no le damos el tratamiento que necesita aparecerá con más fuerza. Abre el manual de instrucciones de tu trastorno para entender lo que significa esa alarma. Conviértete en tu mecánica particular y empieza tu proceso con una profesional que te acompañe a encajar las piezas.

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