¿Y los demás?

El remordimiento fue el sentimiento principal que me acompañó a lo largo del difícil camino hacia la libertad de esta prisión. El remordimiento por el tiempo perdido, el remordimiento por la energía perdida, el remordimiento por las cosas que hice sin mi voluntad, pero sobre todo el remordimiento por lo mucho que mi familia sufrió, por lo mucho que esta situación había afectado mi relación con mis padres, mi relación con mis hermanos. El remordimiento de cómo la situación huyó de mi control y cuánto afectaría las vidas de mis padres y mis hermanos.

Lo peor que me estaba pasando, era el hecho de que no tenía una perspectiva clara de la situación. La crueldad de lo que me estaba pasando me hizo aún más sensible. Sin embargo, justificaba todos los comportamientos de todas las personas. No estaba en la posición de juzgar a nadie por sus acciones, no estaba en condiciones de tener una conversación normal y no estaba en condiciones de entender por qué todo esto me estaba pasando. Mi madre, enojada, a menudo me preguntaba: “¿Por qué?” Sabía que le estaba haciendo daño el hecho de que no tenía ninguna respuesta. Sabía que mi comportamiento no podía entenderse, sabía que ella estaba intentando entender. Pero no tuve ninguna respuesta entonces.

Me avergonzaba por las mentiras que le estaba diciendo, me avergonzaba por lo que sentía por mí, me avergonzaba por el modo que ella me miraba, con esa mirada de compasión y de impasse. Me avergonzaba por la mirada que tenía yo misma, me avergonzaba por la mirada que tenía mientras me miraba en el espejo. Esto era lo único que podía decirle.

Ahora, lejos de esta situación, y con más claridad, y ahora que el remordimiento se ha ido, me di cuenta de que yo era tan responsable de lo que me estaba pasando, como lo somos cuando sufrimos de fiebre o cualquier otra enfermedad. También comprendí que nunca querría estar en el lugar de mi madre. Tal vez el remordimiento que me torturó, también la estaba torturando a ella, pero nunca llegué a saber si ella ha sido aliviada de él. También me di cuenta de que mi aventura nunca fue solo mía, me di cuenta de que era una aventura para mucha gente…

Marilena

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